Capítulo 13

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Narra Daniel



Acomodé la ropa de Valentín, antes de salir del baño me aseguré de que nadie estuviese en el pasillo. No podía despegarlo de mí, y tampoco quería correr el riesgo de que nos vieran en el estado en el cual nos encontrábamos actualmente. No sabía qué pasaba por su cabeza en ese momento, pero parecía que esperaba lo peor, como si me fuese a escapar de su lado. Lo entré a su cuarto y me aseguré de cerrar la puerta con seguro, me volteé justo cuando se estaba terminando de sacar los pantalones quedando solo en bóxers. Me mordí el labio inferior intentando no reír, inclusive en el momento decadente que se encontraba él se veía increíblemente lindo.

-Dani- me agarró de la cintura-, ponete en cuatro bebé.

Sus palabras salían de forma brusca, pero era realmente placentero escucharlo hablar así. Dejé que me guiara hasta la cama, no podía concentrarme, sus besos desesperados y su perfume, que inundaba mi nariz, atrapaban toda mi atención. Su mano pasó por debajo de mi remera haciendo que mi piel se erizara ante su tacto, hizo un poco de presión en mi cintura provocando que de mis labios se escaparan suspiros involuntarios. Lo miré a los ojos mientras recuperaba el aliento, todo estaba yendo muy deprisa, por un lado me encantaba lo caliente que se ponía Valentín en ciertas ocasiones, pero por otro me daba miedo lo rápido que estaba yendo nuestra relación. Cerré los ojos cuando su mano apretó con posesión mi nalga derecha, me sorprendía que ya supiera que era lo que más me gustaba que hiciera.

-Valentín- su mamá lo llamó del otro lado de la puerta. Lo frené y acomodé mi ropa.

-¿Qué?- gritó como pudo ya que su voz estaba ronca.

-Traje una frazada para Dani, hace frío- dijo intentando abrir la puerta.

-Ya voy- se levantó y caminó hasta la puerta.

Me senté en la cama poniendo una almohada entre mis piernas y acomodé un poco mi pelo antes de que él la abriera. Le sonreí a Maia cuando posó su mirada en mí, le entregó la manta a su hijo y le dio un beso en la frente antes de irse. Valen rodó los ojos y volvió a cerrar la puerta.

-No pueden ser más pesados- dijo mientras se acostaba boca abajo en la cama a mi lado.

-No creo que sean pesados- acaricié su pelo-, según lo que me dijo Rocío estuviste muy deprimido estos días- levantó su vista casi de inmediato cuando terminé de hablar.

-¿Estuviste hablando con Rocío?- asentí- ¿Qué te dijo exactamente?

-Me contó lo mal que te sentiste estos días sin mí- me acerqué a él y pasé mis brazos por su cuello acercándolo más-. Me contó que tus viejos, tu hermano y tus amigos estaban muy preocupados porque no querías salir de tu cuarto, ni tampoco querías comer.

-No creas al pie de la letra todo lo que te dice Rocío- se aferró a mi cintura.

-Tus amigos me dijeron lo mismo ahí abajo- besó mi cuello intentando que desviemos el tema-. Valen, necesito que me digas la verdad ¿Cómo te sentiste estos días? ¿Qué pasó realmente?

-No quiero hablar de eso- nuestras miradas se encontraron quedando los dos frente a frente-. Quiero aprovechar que te tengo aquí y ahora.

No me dejó refutarle, juntó nuestros labios al mismo tiempo que nos acostaba en la cama quedando él sobre mí. Sus manos se dividieron entre mi pelo y mi cintura, acariciando cada una de estas zonas, cada tanto la mano en mi cadera hacía una leve presión acercándome más a él. Comencé a jugar con el elástico de su bóxer, quería que volviera a tener la misma reacción que tenía antes de que nos interrumpieran. Sus ojos se conectaron con los míos cuando mi mano hizo presión en su bulto, la sonrisa que tenía en sus labios decía todo lo que quería saber.

Nuestra historia, solo nosotros la sabemos - WosaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora