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Zim cortaba con un cuchillo los ojos de su calabaza, sacando la lengua intentando concentrarse para no cortarse, mientras que Dib estaba sentado a su lado sacando las semillas y pulpa de su calabaza con una cuchara. Ambos estaban en el patio delantero del menor, sentados en el suelo.

── ¿Por qué crees que se ponen calabazas para halloween?── Inspeccionó su calabaza, girandola muy levemente a los costados para ver si se veía bien.

── Para ahuyentar a los demonios.── Tomó mejor su calabaza ya vacía para dibujarle el rostro, haciendo una mueca cuando al dibujar el zigzag de la boca quedó una rara forma.

── Supongo que tienes razón.── Le puso la tapa a su calabaza, satisfecho con el resultado.── ¿No crees qué somos aterradores?── Tomó su calabaza y la puso junto a su rostro, sonriendo para intentar imitar la expresión de la fruta.

── El sí, tú no.── Apuntó primero a la calabaza con el lápiz, para luego apuntar a su novio, sonriendo con cierta burla.

Zim le sacó la lengua, y para ser un adolescente de casi diecisiete años estaba actuando como un niño de primaria. Pasándose su pequeño enojo en cuestión de prácticamente nada, continuando con lo suyo e intentando que Dib dejara de de estar tan frustado con su propia fruta.

g o m i t a        [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora