g o m i t a [ZaDr]

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La culpa iba carcomiendo a su mente
a la vez que sus dedos se movían impacientes, dudando entre sus múltiples muecas gracias a la indecisión de si debía, o no, actuar. Los meses se hicieron largos, y el sentimiento de haber maniobrado mal la situación solo empeoraba a medida que su relación con Keef avanzaba.

Su suspiro se escuchó débil entre la inmensa habitación, haciendo rechinar la cama cuando se sentó más rápido de lo que planeó, poniendose e abrochando de forma torpe los cordones de sus converse, para casi tropezarse al dar unos pocos pasos. Lo que le hizo detenerse para abrocharlos como correspondía.

Y, saliendo igual de rápido, se tambaleó durante el camino a la puerta principal, respondiendo de forma rápida a la pregunta de su hermana.
Su rapidez en su intento de llegar rápido a su destino no se debía a algún tipo de emotiva felicidad, si no que más bien el cargo de conciencia, y ciertamente un poco del rechazo de los demás, lo ponía, y lo puso, tan mal, que sus pensamientos respecto al tema se vieron forzados a irse para otro lado.

Lo cual, de cierta forma, era bastante bueno luego de todo el desastre que ocurrió hace meses.

Para este punto, no esperaba conseguir el perdón de Zim, no esperaba " terminar " en buenos términos siendo que terminaron hace ya un tiempo. Quería disculparse para sentirse bien consigo mismo, porque en el fondo, seguía siendo egoísta, y era conciente de ello; pero, tal vez, el que Dib se disculpara podría hacerle ver qué realmente lo sentía, que ya no era el idiota con el que salió.

Seguía siendo patético e egoísta, pero no podia seguir con la culpa atrás de él de forma constante, ya que sabía que hizo pasarle a Zim un mal rato, que lo hizo sentir fatal, y que se merecía su odio.

Y sus increíblemente rápidos pasos en su intento de llegar a la casa de Irk, demostraban, de alguna forma, que realmente quería acabar con eso, para sí mismo, y para él.

♡‧₊˚

La última despedida y sus sonrisas de nostalgia adornaron a la tristeza de separarse, el auto y sus padres aguardaban al esperar que Zim terminara de despedirse, no era el fin, o no totalmente.

Su familia debía mudarse por temas de trabajo y no podía hacer nada al respecto, dejar atrás el lugar que no conoció por tanto tiempo, pero abandonando a sus mejores amigos incluso cuando Tak siempre sería su prima.

Los pequeños gimoteos de Gir entre sus rosadas mejillas brillaban gracias a las espesas lágrimas sin poder ser detenidas incluso cuando Keef intentaba calmar al pequeño niño. Gir era un niño, podría olvidar a Keef a medida que crecía, pero ahora, estaba llorando de forma realmente escandalosa, aferrando a él al no quererse ir realmente.

Las miradas desinteresadas y un tanto molestas de Púrpura y Rojo solo estresaban un poco a los padres de Zim, quiénes pensaron que ya era un buen momento para irse. Tomando a Gir en brazos, la mujer de pelo azul se disculpó con Keef, un tanto apenada del comportamiento de su hijo menor, llamando al mayor para avisarle que ya se iban.

Zim volteó, dándoles una mueca y ganándose unas sonrisas que denotaban la despedida. El adiós siempre sería doloroso, dejar todo atrás, incluso cuando duró poco tiempo.

── Así que, a- adiós.── Las palabras no salían y su tembloroso tono preocuparon a los otros dos, jugando sus dedos para intentar detener las vagas náuseas que se le interponian en su intento de fingir que no le estaba afectando la situación.

── Amigo, vamos, aún podemos seguir viéndonos alguna que otra vez. Que te mudes no significa que dejemos de ser amigos.── En su nervioso intento de subirle los ánimos a su amigo cuando claramente ninguno estaba demasiado bien, Keef formuló unas cuantas palabras de ánimo.

── Tampoco te vas a mudar tan lejos, y seremos adultos dentro de no tanto. No debes preocuparte, Zim.── Al igual que el pelirrojo, Tak intentó de alguna forma hacer que se sintiera un poco mejor, ganándose la misma triste sonrisa que llevaban recibiendo desde hace meses.

La mirada de los otros dos se enfatizó y la pena los llenó, Zim no estaría bien, sin nadie, él en un nuevo entorno y con ansiedad social, viéndose obligado a empezar de nuevo. La mueca de la pareja frente a él no se pudo mantener por más, estallando en gimoteos y una clara pena por tener que separarse del menor, abalanzándose hacía él para abrazarlo entre el mar de llanto que se formó en los tres.

── ¡Te vamos a extrañar mucho Zim!── Los múltiples balbuceos de Keef, Tak y Zim solo estaban retrasando más la partida de éste, teniendo que dar sus último llantos lastimeros cuando el sonido de la bocina y el grito del padre de Zim los obligó a despedirse.

Volteando a verlos una última vez, un adiós con la mano de parte de los tres solo los hizo soltar unas tristes sonrisas, viendo cómo Irk se subía al auto y comenzaba a andar a los pocos segundos, viendo cómo se alejaba.

Y simultáneamente, los jadeos de Dib y esos fuertes pasos que se escucharon tambalear interrumpieron la atmósfera, sorprendiendo al dúo de adolescentes que voltearon a verlo con notoria sorpresa, siendo llamado con confusión por Keef, pero sin ser tomado en cuenta.

La respiración agitada de Membrana y el leve sudor frío en su piel, sintiendo un dolor en su estómago al darse cuenta de que ya no podía hacer nada, intentado recobrar aire mientras se apoyaba de sus propias piernas, cerrando fuertemente sus ojos.

── Se fue.── Soltando débilmente, la impotencia se apoderó de su cuerpo, sin poder pronunciar las palabras que tanto quería soltar, y ahora, solo podía ver el auto alejarse. Había perdido su oportunidad, hace mucho tiempo ya.

Levantándose correctamente perdió el auto de vista, viéndolo con lástima, pero sintiendo lástima de sí mismo realmente,  notando lo patético que era, lo patético que había sido siempre.

── Realmente se fue. ¿No?── Volteando a ver a Keef, esté le dió una pequeña sonrisa de pena, asintiendo a la vez que devolvía la mirada a la nada, dándole una cortas palmadas en la espalda a Membrana.

Despidiéndose de Tak y de sus padres, ambos chicos quedaron solos, empezando una caminata solamente con el fin de dar un paseo. Ya era muy tarde para arreglar los errores cometidos, y en verdad, ya era muy tarde para ser redimido.