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Miró sin animos su cama, dejándose caer en ésta, o por lo menos a su parte superior, moviendo su rostro a un costado para estar más cómodo, incluso cuando su labio empezó a temblar junto a las lágrimas que se iban a acumulando en sus ojos, cayendo por su pálido rostro gracias a su posición.

Sus mejillas se pintaron de rosa, re acomodandose para que no se pudiera ver su rostro incluso con nadie en su habitación, sollozando en silencio para que nadie - incluso cuando sus padres estaban ocupados en lo suyo - lo escuchara en un escena ciertamente patética ante ojos propios, aborreciéndose por cada lágrima que soltaba entre los recuerdos de lo que fueron, en las imágenes de como una simple relación se volvió en algo malo para sí mismo gracias al chico que decía, y que según, lo amaba.

¿Si lo amaba entonces por qué lo hizo? ¿Por qué dijo aquello? Si gustaba de Keef lo más sano hubiera sido terminar, y lo hicieron, pero intentar cambiar su personalidad junto a los comentarios de que preferiría seguir siendo novio antes de no estar con nadie le hicieron fruncir el ceño. Su lógica le ponía triste entre ese gran sentimiento.

Era un gran idiota. Lo insultó sin poder u querer evitarlo, le hicieron creer que era amado y luego todo fue parte de una gran broma. ¿Y ahora le salían con esto? Estaba mal, muy mal por haber permitido el comportamiento de Membrana, de no haberlo detenido y de creer que todo al final saldría bien. Y claro que eso no ocurrió.
Vió las señales pero las ignoró, se juró a sí mismo que si pasaba otra vez lo pararía, pero no lo hizo. Un tonto por amor suponía.

Se subió en su cama, soltando lágrimas a no más poder cuando gateó a una esquina para sentarse, apegando sus piernas a su pecho, sin poder calmar su agitada respiración, gimoteando entre las gotas de agua que escurrian sin descanso. Cerrando fuertemente sus ojos sin saber como parar.

Había acabado, él estaba acabado, dejando errores y permitiéndole amar a alguien más, pero no podía. ¿Cómo podría superarlo en tan solo una hora? Su corazón no dejaba de recordarle que mantenía sentimientos por él incluso cuando pareciese que fue hace mucho que terminaron, cuando sabía que notó un comportamiento distinto al estar cerca de Keef, como simplemente lo miraba diariamente, y como tal vez nunca lo miró.

Su labio se frunció, apretando su brazo al sentir una nueva oleada de lágrimas, sintiendo el peso de permitir su comportamiento, sintiendo todo otra vez, pero sabiendo que está vez él pudo prevenirlo. Pero que gran idiota.

Elevando la vista con cuidado cuando la voz de su pequeño hermano a punto de entrar le hicieron entrar en pánico. Intentando esconderse en la esquina de su habitación cuando la voz del niño preguntándole que le pasaba le puso aún peor.

── Na- nada, no pasa nada, solo sal de aquí.── Acurrucándose más en su sitio, con su mano intentó cubrir su rostro, sintiéndose incómodo cuando, después de que cerrara la puerta, Gir se subiera a la cama y se le acercara.

── Pero te escuchas como si estuvieras llorando. ¿Alguien te hizo llorar?── Inclinandose hacia el mayor, no podía entender lo mal que se encontraba, escuchando sus sollozos y alejándose por fin.── ¡Descuida! Sea quien sea él que hizo eso se las verá conmigo.

Subiendo su brazo con puño en mano, su sonrisa de seguridad ante una aparente amenaza hacia Membrana - cuando no lo sabía -, al voltear y verlo así le sacaron un pequeña risa.

── El problema ya se solucionó, Gir. Es solo que han pasado unos minutos desde eso y me siento mal.── Dándole una sonrisa se sentó de mejor forma, aún gimoteando e intentado secar sus lágrimas, que, aunque no quisiera, no dejaban de salir. Vio al niño bajar su brazo algo confundido, preguntándole que si era así, asintiendo.── ¿Sabes? Ya no verás más a Dib, él y yo, um, solo dejémoslo en que ya no somos nada.

Jugó con sus dedos, calmando su respiración al ya no sentirse tan fatal consigo mismo, algo rápido, tal vez, pero no quería llorar frente al infante. Gir bajó la mirada unos segundos, viendo otra vez a su hermano mayor.

── ¿Terminaron? Si él fue el que te hizo llorar entonces no quiero verlo nunca más.── Inclinandose nuevamente a él lo miró con decisión y cierto enojo de su parte, sacándole otra pequeña risa por su forma de ser.

Le dio unas suaves palmadas en su cabeza y le dijo que no se tenía por qué preocupar por eso, no siempre salían a la misma hora al fin y al cabo.

g o m i t a        [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora