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Sus dedos jugaron un tanto nervioso, apoyado en un árbol del patio sin estar seguro de qué hacer, se juntaria con Keef esa tarde pero de todas formas se sentía un poco mal al verlo estar con su grupo de amigos del cual él fue parte una vez.

Tímidamente sus ojos se elevaron, viendo a los tres hablar de algo, que parecía, ser serio. Su cabeza se enderezó bien, y con la miopía que tenía intentó ver lo mejor que pudo a sus compañeros, sus expresiones en su intento de decifrar que qué decían, chocando sus ojos avellanas con los verde claro de Keef, ganándose un pequeña sonrisa en muestra de saludo, devolviéndosela con un tanto de ezfuerso.

Pero, la expresión que su amigo le acaba de dar le hizo estar más curiso respecto a qué pasaba, conociendo la sonrisa incómoda de Keef. Mirándolos un poco más sin realmente querer molestarlos o incomodarlos al cruzar miradas también con Tak, decidió en irse atrás del árbol mientras el recreo pasaba, metiéndose en sus pensamientos.

♡‧₊˚

── ¿Por qué se veían tan preocupados hace rato?── Caminando al lado del pelirrojo, sus ojos se mantenían en el suelo, viendo de ojos como las manos de ambos se rozaban cada cierto tiempo, tal vez de forma no tan inconciente.

── No puedo decírtelo, digo, eres mi amigo y me, m- me agradas, pero Zim no quiere que pase de nosotros. ── En su intento de disimular su casi error, habló un tanto rápido entre el leve manto rosa de sus mejillas que el viento se encargó de llevar, carraspeando y poniéndose nervioso, su tono se calmó a la hora de decirle a Membrana que no sería posible decirle lo que pasó.

Pero al igual que la última vez, Membrana notó el repentino de sus dedos meñiques que no solo se rozaron, sino que se tomaron en sí por iniciativa del mayor, acercando sus manos de golpe y llevándoselo un poco cuando exaltado, por culpa de sus propias palabras, Keef intentó alejar su mano. Y claro, Dib también notó su autocorrección a sus palabras, apretando sus labios a la vez que sus mejillas se teñían igualmente.

── Está bien, yo, lo entiendo.── Haciendo una breve pausa, volteó a darle una sonrisa a su amigo, ganándose una de las mismas, evitando tocarse las manos durante el resto del camino a la casa del azabache.

Si Zim no quería que nadie lo supiera, entonces tal vez sería algo grave o importante, pero ya no eran nada, y no podía exigir información al ser, probablemente, odiado por Irk y Tak. Keef, bueno, el no lo odiaba, ers un poco obvio, pero su comportamiento, oh, su comportamiento demostraba más de lo que debería.

g o m i t a        [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora