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Caminaban en simple silencio hacia el colegio, como si la falta de habla pudiera hacer sentir bien a Membrana. Sonrió sin poder evitar pensar que sería como antes. ¿Pero cómo era siquiera antes?

No hablar, estar en silencios incómodos, tener una amistad que consistía en prácticamente... nada. Eso quería, no apodos cariñosos, no besos, no abrazos, no tomarse de las manos, no quería un acercamiento físico, o por lo menos que no lo diera directamente Zim.

Estaba mal y fingia no saberlo, sin prestar atención a la mueca de incomodidad que puso Zim cuando sin pensarlo dos veces se acercó al pelirrojo para saludarlo con unos ánimos muy elevados.
Nunca lo había saludado así, nunca le había interesado su bienestar, no le escuchaba o prestaba atención cuando hablaba, y las pocas veces que lo había era para cuando hablaba sobre algo que le interesaba.

Pensó en decirle a su novio que iría al baño por un momento, pero al verlo tan felíz realmente no pudo interrumpirlo, dejando pasar la mirada de curiosidad que su amigo le dio al verlo alejarse sin decir nada.

Dejó caer su mochila, mirando el inodoro con las lágrimas cayendo por su rostro, no entendía a Dib y ya no sabía como hacerlo felíz; le pidió que su relación fuera como al comienzo pero ahora parecía estar ignorandolo por estar hablando con él pelirrojo.

Hace dos semanas le dijo que lo amaba. ¿Acaso ya no lo hacia? ¿Por qué parecía estar más feliz con su amigo antes que con él? Mordió su labio antes de dejarse caer al suelo, apoyando su espalda en la puerta del cubículo. Tal vez no era suficiente, tal vez hizo algo mal, o tal vez Keef era él culpable de todo.

No, simplemente no era así, ya pasó una vez, no podía culpar a quien no tenía la culpa, pero no le gustaba creerlo, estaba enamorado pero no era un tonto por amor. ¿Por qué tenía que ser Dib?

g o m i t a        [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora