g o m i t a [ZaDr]

24

Movió un poco el lápiz entre sus dedos, apoyando su espalda en el respaldo de su silla mientras que su profesora escribía en la pizarra para que lo que decía tuviera sentido, elevando sus pupilas para ver lo poco que faltaba para la salida.

Sus ojos divagaron y, moviendo un poco su cabeza, volteó hacia el otro extremo de la sala para notar a Zim mirando sin ganas al frente, apoyando su cabeza en su mano. Se veía bien, como si no hubiera importado su separación. ¿Tan poco lo quizo? Parece que todas las veces qué dijo que lo amaba fueron mentiras. ¿No?
Frunciendo el ceño e apretando el lápiz, su cabeza giró un poco más, mirando ahora a Keef escribiendo algo en su cuaderno, de forma tranquila y que parecía ser ajena a la clase.

Cerró sus ojos un momento, volviendo su cabeza al frente mientras suspiraba por la nariz para calmarse, dejando de apretar el lápiz antes de mirar su cuaderno con unas cuantas anotaciones de la clase.

No entendía que qué fue en lo que falló, un solo error le costó sus amistades, la oportunidad de salir con quien le gustaba, haber seguido con su novio. Había terminado con él, era libre, pero se equivocó en algo.

¿Tal vez la forma en la qué lo hizo? ¿Haberse declarado y peleado con Keef minutos antes? ¿Haberlo besado sin su permiso? No, eso no había sido malo, aunque pensándolo bien, si hubiera roto con Zim antes de haberlo hecho tal vez no hubiera terminado así. Pero, se olvidaba de alguien: Tak.

Oh, esa chica, la prima mayor de Zim y novia de Keef. ¿Por qué? Parecía no importarle y se estaba olvidando de ese gran detalle que de todos modos hacia que su falsa idea de una relación felíz fallara.

Ella provocaba sentimientos en Keef, no él, o tal vez sí. Sonrió un poco adentrándose en sus deseos más profundos, salir con el pelirrojo sonaba bien incluso cuando fantasear esas cosas no le llevarían a ningún lado. Frunciendo el ceño y abriendo los ojos ante el molesto sonido de la campana de salida, suspirando antes de levantarse para guardar sus cosas e ir a la salida a esperar a su hermana.

Tomando su mochila sus ojos no pudieron evitar dirigirse a él, ambos captaron la mirada del otro y, sin poder evitarlo, volvió a sonrojarse, sintiendo como dejaba de funcionar cuando le dio una sonrisa un tanto incómoda; tomando su mochila para salir lo más rápido que pudo del aula, miró sin poder evitarlo a Zim, notando su mueca de malestar claramente causada por su presencia.