g o m i t a [ZaDr]

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Sintiéndose relativamente bien, el camino a la eskuela se sentía tan triste al saber que estaría sólo, otra vez. Años en los que no pudo hacer ni un solo amigo, teniéndolos por fin desde el año anterior, pero, manejó de forma pésima todo, por lo que volvía a lo mismo.

Incluso luego de todo: luego de arruinar la estabilidad emocional de Zim, de devolverle su ansiedad social hacia todos menos a sus dos únicos amigos, después de arruinar cualquier oportunidad con Keef, y claro, después de haber roto con Irk.
Su mente no podía todavía procesar el daño que le hizo a su ex, no sabía que estaba mal al no haber tenido cualquier tipo de relación humana. Y, aunque estuviera su hermana, ella solo parecía prestarle atención cuando se quería burlar, por lo que decirle que había hecho algo mal no estaba en sus planes.

Elevando sus hombros suspiró sin ánimos cuando la mirada de Zim y la suya se conectaron en la entrada del colegio, apartandola primero el menor, cerrando su casillero y alejándose lo más rápido que pudo entre la mirada llena de ojeras de Dib.

Era como al comienzo, como tanto había deseado, comenzando de nuevo, si es que tan solo fuera posible comenzar de nuevo; ya que claramente Irk no quería saber nada de él, y no podrían llevarse bien una vez más, o quizá no hasta en mucho tiempo.

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Sabía que las cosas estarían raras por un tiempo, o quizás para siempre, pero no pensó que al ser descubierto por Keef mientras lo miraba le haría ruborizar tanto, mirándolo otra vez luego de agachar un poco su cabeza, notando como hizo una mueca y volvió a la conversación con los otros dos.

Haberse declarado tal vez no fue una buena idea, para nada buena, pero estaba en un arrebato de furia que lo llevó a decir tales palabras en una situación totalmente mala. Volviendo a suspirar apegó su espalda a la muralla, mirando sus converse negras sin ganas, intentando recordar como era que pudo soportar por tantos años la soledad en un recreo.