—¡Soria! —gritaron los tres al mismo tiempo.
Demián subió de un salto al balcón. La barrera invisible ya no estaba, pero se encontró con la desagradable sorpresa de que atrás de las cortinas no había más que un macizo muro de piedra.
—¡Esa bruja es también una ilusionista! —El aventurero dio un golpe furioso contra el muro.
—¿Cómo haremos para alcanzarlas entonces? —inquirió Winger.
Como respuesta a su pregunta, las cuatro puertas laterales se abrieron y una música de feria comenzó a llenar la habitación. A través de los vacíos umbrales no llegaba más que oscuridad, y la inquietante sensación de que estaban siendo vigilados.
—Estén atentos —los alertó Mikán—. En cualquier momento podría suceder algo.
Cubriéndose las espaldas entre sí, los tres jóvenes formaron un triángulo en el centro de la habitación, justo debajo de la araña de bronce. Demián sumó su escudo a la espada de Blásteroy y los magos comenzaron a preparar invocaciones.
Entonces, entre la música y las sombras, unos ojos amarillos aparecieron en el cuarto que se hallaba justo frente a Winger.
—Chicos, miren...
La criatura que salió a la luz resultó ser un pequeño monstruo rojo, escuálido y tembloroso.
—¿Qué es eso? ¿Un perro con escamas?
—¡Eso no es un perro, es un kássigler[1]! —reaccionó Demián con alarma.
El monstruo rojo tomó una gran bocanada de aire y se hinchó hasta aumentar su tamaño varias veces. Si antes a Winger le había parecido un perro faldero, ahora una bestia envuelta en escamas les mostraba sus colmillos amenazadoramente.
El kássigler soltó un estruendoso rugido que los hizo retroceder. Un solo descuido bastaría para que los destrozara con sus poderosas patas delanteras. Pero el instante de intimidación duró apenas un segundo para el aguerrido aventurero, quien sin poder contenerse se lanzó al ataque con su escudo por delante.
Aún sobrecogido, Winger observaba atónito a su amigo mientras este hacía frente con tanta bravura a esos dientes y garras, daba un salto hacia atrás y volvía a arremeter con la ayuda de Blásteroy. Miró a Mikán, quien con un gesto le dijo "¡vamos!", y los dos magos se unieron a la lucha.
La forma de la bestia roja había cambiado, pero no su temperamento. El kássigler se desplazaba por el salón en un permanente estado de agitación, sin quitarles los ojos de encima a sus enemigos y arrojando de vez en cuando un zarpazo para delimitar su territorio.
—¡Flechas de Fuego!
Winger tanteó el terreno con sus disparos a distancia. Como había previsto, ese truco apenas si le había causado una molestia a las escamas del monstruo rojo. Lo que sí logró fue atraerse la atención de sus garras, que ahora apuntaban hacia él.
—¡Fuerza Espiral Azul!
Un disparo de energía giratoria salió despedido desde las manos de Mikán. Aquel hechizo de Yqmud, certero y veloz, era varias veces más poderoso que las Flechas de Fuego de Winger. Para el kássigler fue como recibir una dura embestida en el lomo. Y cuando giró encolerizado hacia su nuevo atacante, Demián le propinó un golpe adicional en el hocico con su escudo.
Casi por casualidad, las acciones de cada uno de ellos habían resultado en una efectiva estrategia combinada. Sin embargo, necesitarían mucho más que eso para deshacerse de la furiosa bestia roja...
—¿Cómo vamos a enfrentarlo? —preguntó Winger, manteniendo una distancia prudente.
—No puede sostener esa forma por mucho tiempo —dijo Demián mientras esquivaba un nuevo zarpazo—. Hasta que vuelva a la normalidad, hay que aguantar... ¡Winger, detrás de ti!
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Etérrano
FantasyEtérrano es una novela de fantasía y aventuras con toques de shōnen y RPG. Cuenta la historia de Winger, un muchacho de quince años cuya vida cambia a partir del hallazgo de un antiguo manual de hechicería en el sótano de su granja. Lo llamativo de...