Memorias II

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—JiHyo, tienes que comer

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—JiHyo, tienes que comer.

—Abre la puerta linda.

—Nos estamos preocupando por ti.

—Abre...

Las voces suplicantes de Nayeon y Jeongyeon a través de la puerta me aturdían, me atormentaban, llevaba tres días encerrada en mi habitación sin querer darles la cara, muchas veces me habían preguntado la razón, pero en realidad no había una lo suficientemente coherente como para convencerlas, me sentía mal, quería descansar. Y ellas no paraban de atosigarme.

Por supuesto que no iba a descuidar a mi bebé, tengo un montón de dulces y chocolates escondidos detrás de la ropa sucia, y soy como un pequeño murciélago que sólo sale en la noche para alimentarse, un pequeño murciélago que no puede abrir una lata de jugo de sandía....

En fin, Daniel estaba de viaje y no lo vería hasta la semana que viene. Mi vientre de 5 meses me dificultaba el movilizarme, pero lo llevaba bien. Él y yo habíamos hecho las paces, después de lanzarle mi taza favorita a la cabeza, pero eso es algo que contaré otro día.

—Chicas, estoy bien, ya no se preocupen tanto...

—No nos preocupamos por ti, nos preocupamos por mi bebé.

— ¡Nayeon! —regañó Jeong.

—Okay, es broma, igual sí nos tienes al borde de un colapso nervioso Ji.

Se escuchó el sonido de las llaves abriendo la puerta principal y luego los pasos apresurados de una de las dos yendo rumbo a la sala.

— ¿Aún no abre?

Las manos se me hacen puños en cuestión de segundos y un escalofrío recorre mi espalda rápidamente. ¿Cómo no reconocer esa voz?

— ¡Chicas! ¿Hicieron venir a Daniel hasta aquí por esta tontería?

—JiHyo, abre por favor, soy capaz de tirar la puerta abajo anunció Kang.

— ¡Ah no! ¡A mí no amenazas! Yo abriré cuando me, de la... gana —mi voz se fue deteniendo a medida que se escuchaban las patadas golpeando fuertemente la madera— ¡Okay!, ¡abriré, no hace falta dejar a mi cuarto sin puerta!

Me levanté pesadamente de la cama y abrí, me hice a un lado para dejarlos pasar y volví a mi posición original. Nayeon corrió hacia mi dirección y empezó a abrazar mi vientre con añoranza. Susurrando cosas sin sentido y besando mi panza por doquier.

Levanto la vista y la intensa mirada de Daniel me hizo entender que una nueva pelea se aproximaba, lo miro intentando sostener su mirada pero al final me rindo y volteo a otro lado.

—Cariño, creo que debemos dejarlos solos le susurra Jeong a Nayeon, jalándola suavemente para que se apartara de mi vientre .

—Jeongyeon es la voz de la razón —comentó Daniel haciéndome reír inesperadamente.

Ella sabe... ella sabe. Pobre, la dejamos traumada.

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora