Memorias III

580 57 48
                                    

El lunes me levanté muy alegre y disfruté de la compañía de mis amigos, cada tanto invitábamos al portero de mi edificio a venir ya que a Tzuyu le gustaba y me daba todo el morbo y la risa verla coquetear porque nuestro portero es gay, y ella no l...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El lunes me levanté muy alegre y disfruté de la compañía de mis amigos, cada tanto invitábamos al portero de mi edificio a venir ya que a Tzuyu le gustaba y me daba todo el morbo y la risa verla coquetear porque nuestro portero es gay, y ella no lo sabía.

Hasta ahora.

—Daniel, Kang Daniel, ven aquí, solo quiero hablar cariñito....

—Lo siento Yoda, me quedaré encerrado hasta que se te pase lo esquizofrénica, y no necesito tu aprobación.

—Lo siento Yoda, me quedaré encerrado hasta que se te pase lo esquizofrénica, y no necesito tu aprobación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La semana se pasó volando, y sin darme cuenta ya era viernes nuevamente.

Los chicos insistieron en salir de club y yo acepté dudoso, me vendría bien divertirme, pero no quiero cometer una locura.

La noche transcurrió entre Momo evitando los tragos que le ofrecía Heechul y Tzuyu bailando egocéntricamente como si la pista de baile fuese suya. Y así, entre trago y trago llegó el descontrol.

Para Heechul y Tzuyu, yo estaba más sobrio que sacerdote antes de la consagración. Entonces fui el designado para ir a la barra por más tragos. Y para mi gran sorpresa, sentada en un banco con una margarita en la mano estaba ella allí, la chica pelirroja del aeropuerto.

—No pensé que te encontraría de nuevo y mucho menos aquí.

— ¡Hola! Pues... mis amigas me trajeron, y yo no me pude negar. A propósito, gracias por el croissant del otro día, no me dejaste pagártelo, ¿Cómo puedo devolverte el favor?

—Bueno... —me quedé observando a Momo que casi me gritaba "¡baila con ella!", sonreí —. Un baile no estaría mal.

Se me quedó viendo exactamente de la misma forma en que lo hizo cuando me alejé sin más ese día en el aeropuerto, tal vez era demasiado desvergonzado al hablarle, pero a ella no parecía importarle realmente, lo confirmé en cuanto le dio un último trago a su bebida y me sonrió coquetamente.

—No se diga más —se bajó del banco y tomó mi mano —Pero te advierto que tengo dos pies izquierdos...

—Y yo dos derechos —me miró sin expresión por unos segundos, los suficientes como para entender que mi intento de chiste me hundió antes de apenas intentar zarpar —Lo sé, lo sé, mal chiste yo...

Su risa no me dejo terminar, es tan pegajosa.

Sonreí y entrelacé nuestros dedos para caminar hacia la pista de baile, empezamos a movernos lentamente tratando de seguir el ritmo de la música, que era una mezcla rara de diferentes géneros.

—No me dijiste tu nombre todavía, ¿tendré que llamarte para siempre "bonita chica pellirroja irresistible del aeropuerto"?.

Ella rió.

—Me parece que ese es un nombre demasiado largo, soy JiHyo, Park JiHyo.

—Bueno JiHyo, yo soy Kang Daniel, un gusto conocerte 

—Lo mismo digo, es un alivio no tener que seguir llamándote "chico extremadamente lindo que me compró un croissant en el aeropuerto". 

La música sonaba tan alto que casi tenía que pegarme a su oído para poder hablar, y así ella conmigo.

Pero no era incomodo, no me molestaba.

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora