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—¿Niel?
—Ji... ¿pasa algo cariño?, ¿estás bien? ¿Momo verdaderamente quedó en ese coma etílico que prometió?
—No, no, nada de eso —sorbió la nariz.
—JiJi, ¿qué ocurre amor? ¿Estás llorando?
—Daniel, no quiero, no puedo hacer esto, perdóname yo...
—Para JiHyo —no dejé que terminara la frase.
Al parecer no comprendía que no era conveniente llamar a tu prometido para cancelar la boda en medio de una despedida de soltera.
Habíamos planeado cada detalle. Nos había llevado meses.
Pero de verdad, no podía encontrar mejor momento para decírmelo, nótese el sarcasmo.
Tampoco era una de esas despedidas en las que van a bares y hacen locuras, las chicas me lo prometieron. Sólo estarían en casa, tal vez ingiriendo alcohol y contando chistes.
—Un momento Ji, ¡pero si nos casamos mañana!
—Y no te digo que no pero, lo que quiero decir es, yo. Algo tan grande...
—Pero si sólo invitamos 50 personas. Sólo amigos cercanos y familiares.
— ¡Sigue siendo grande! Tal vez, después de todo sí le tengo miedo al compromiso, yo... no estoy hecha para esto, tal vez no soy de las que aman y, Dani, yo no puedo casarme contigo lo siento.
— ¡Detente ahí Park! — la callé, me oía decidido, no, lo estaba—. Si lo que quieres es algo pequeño e íntimo, creo que tengo una idea. No es necesario terminar nuestro compromiso.
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—Kuanlin te pido ese favor hermano, son sólo unas horas...
—Suficiente Kang, está bien, sube a tu noviecita y resolvemos luego.
—Ay, te amo gordis.
—Cállate.
La ayudé a abordar la avioneta junto a unos MUY abrigados Hyunjin y YeJi.
—JiHyo, es Las Vegas, desierto, calor... clima árido y cálido...
—Y en un vuelo a las 11 de la noche no hace frío, ¿eh?
—Quedé.
JiHyo rió animosa.
Me pasé al asiento de enfrente junto a Lin. O como prefiere que lo llamen, Kuanlu.
Miré a JiJi acomodarse en el asiento y sujetar bien a los bebés. Este sería un largo camino.
