Memorias X

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—Cielo, Mina ya me explicó todo, no estoy molesta contigo... vuelve por favor.

— ¿Escuchaste Nayeon? Jeongyeon te quiere, ¡señor, deténgase! —le pedí al taxista.

—Pero si no hemos avanzado aun —replicó el hombre confundido.

—Lo siento JiHyo, ya tomé mi decisión. Además, no veo que te esfuerces en resolver las cosas con Daniel, señor, por favor avance.

— ¡No señor, no se mueva! —vi como ajustaba el embrague, pero lo dejó de lado al oír mi petición— Nayeon, ella te ama y tú la amas, ¿cuál es el problema?

—Que soy demasiado estúpida para saber cómo tratarla, ella merece mucho más Ji... ¿y tú? Le tienes miedo al compromiso, temes ser etiquetada como la novia, Y LA MUJER de Daniel.

—Él y yo no somos nada, sólo tenemos dos hijos en común.

— ¡¿Y acaso eso no te es suficiente?! Coreana estúpida.

—Muy bien, ¿y si tuvieras razón? No veo que él me llame o tenga otro interés en mí, sólo me preñó y chao pescao'.

—Si en realidad no se preocupara por ti en estos momentos no lo vería corriendo hacia la ventana del taxi...

—Espera, ¡¿qué?! Señor, ¡arranque!

—No, ahora sí deténgase —interrumpió Nayeon.

—Señoritas, díganme de una vez a dónde vamos.

— ¡JiHyo!

— ¡Dani! —grité con fingida emoción.

Nayeon me miró con una expresión seria, oh, ¿a quién engañaba? Este hombre me volvía loca.

Estaba loca y enamorada.

Bajé del auto y miré al fastidiado conductor.

—Lleve a la señorita al distrito del arte, y ponga los seguros para niños, el orgullo puede hacer que se lance del auto en movimiento. Y no haga caso si quiere sobornarlo, me robé sus tarjetas bancarias y le quité todo el efectivo, aquí tiene señor —le entregué el dinero suficiente por el recorrido.

— ¿Qué? No, JiHyo. No me hagas esto, no, ¡no! —estiró su cabeza por la ventana mientras el taxi avanzaba.

Misión cumplida. Despedí exageradamente a Nayeon con mi mano y reí al ver como esta me sacaba el dedo del medio con furia. Me lo agradecería luego.

Di la vuelta encontrándome con los preciosos ojos cafés de Daniel. Mi sonrisa despareció en menos de un chasquido. Pero mi corazón se aceleró tan rápido como eso.

—No me mires así Niel, me haces sentir gorda...

— ¡Pero si estás radiante! —gritó robándome un beso, y otro, y luego otro más —. Radiante, hermosa, atractiva, guapa, bella, preciosa, encantadora, sublime...

Un beso por cada cumplido, apretó mi cintura y me atrajo hacia él en modo reencuentro de película de romance.

— ¿Dónde están mis bebés?

— ¿Mmm...? —suspiré extasiada por su tacto—. Jeongyeon los está cuidando, ella insistía en que la sutura no sanaría si yo me olvidaba de mi propio bienestar y se ofreció a darme un tiempo fuera.

— ¿Y qué hacías con Nayeon en ese taxi?

—Le tendí una trampa, dije que iríamos a mi estudio fotográfico con Chaeyoung pero en realidad la llevaría con Jeong... aunque —sonreí haciendo énfasis en la última palabra, alargándola—. Cierto hombre muy apuesto me sacó en contra de mi voluntad del uber.

—Bueno, señorita, le tengo una sorpresa. Y descuida, llamé a Jeongyeon y me dijo que la va a esperar, no vaya a ser que se escape. Nayeon es muy gallina.

— ¿Me lo dices o me lo preguntas? —me burlé con sarcasmo.

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora