Memorias VII

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Después de aquel incomodo encuentro en mi casa, decidí bajar a una cafetería en compañía de Daniel y discutir nuestra situación en privado

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Después de aquel incomodo encuentro en mi casa, decidí bajar a una cafetería en compañía de Daniel y discutir nuestra situación en privado.

—Lo último que quiero es que te sientas presionada, yo estoy dispuesto a hacerme cargo y mostrarte mi apoyo como padre, y... si me lo permites, ¿amigo?

Se notaba que tenía los nervios de punta, él había tomado la iniciativa de venir a mi casa y asumir la responsabilidad.

Sonreí complacida. Tal vez esto no sea tan malo después de todo.

Pero yo no soy ese tipo de chica.

—No necesito de nadie que se crea un macho alfa. Compartiremos los gastos y tú estarás disponible cada vez que yo lo necesite, visitarás al bebé los fines de semana y no quiero que traigas a ninguna novia hasta que la criatura pueda entender que no somos pareja. Cuando nazca, asegúrate de que las enfermeras no se lo roben y tendrás mi confianza de por vida. Esto es un trabajo en equipo... ¿entendiste o se te rompió el cerebro?

—Yo, claro que te entendí, estoy de acuerdo... yo... ¿puedo visitarte a ti también?

— ¿Perdón?

—JiHyo, eres una chica muy hermosa, y graciosa. Además, eres todo un enigma para mí, quiero tomarme el tiempo de conocerte...

—Eso sonó raro.

—Lo sé, se escuchaba mejor en mi cabeza. —comentó él haciéndome reír.

—Okay, ¿quieres ir a mi departamento y ver una película?

Después de discutir el asunto y darnos cuenta de que ambos podíamos llevarnos muy bien y darle un buen ejemplo al bebé

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Después de discutir el asunto y darnos cuenta de que ambos podíamos llevarnos muy bien y darle un buen ejemplo al bebé. Subimos al departamento y nos pusimos cómodos.

Nayeon se empeñó en no dejarnos solos ni un segundo, pero en cuanto Jeong se hizo amiga de Momo y salieron a comer, a esta le dio un ataque de celos y se fue tras de ellas. Dejándonos solos.

Esa película se aplazó a tres y cuatro durante la semana.

Danielito venía casi todas las noches después del trabajo, cenábamos la comida que él pedía a domicilio y luego veíamos el menú en netflix.

Nada fuera de lo normal.

—Sigo creyendo que había espacio para Jack en esa tabla —comenté enfadada.

Había apoyado mi espalda sobre su pecho mientras veíamos como la película culminaba.

Terminé de comerme las palomitas y él me ofreció uno de los chocolates que sobraron.

—Ji, mira la hora.

— ¿Qué? Son las 11:11.

— ¿Y no vas a pedir un deseo? —me preguntó. Yo sonreí negando con la cabeza—. Bueno, yo sí, cierra los ojos.

— ¿Es en serio...? —el me sonrió con cierta diversión en su mirada y yo sólo me resigné—. Está bien, pero creo que ya sé lo que pedirás.

Cabe destacar que yo sabía que Daniel me miraba con otros ojos, y no es que me molestase, pero apenas nos conocíamos... y yo no me sentía cómoda del todo así.

Claro que él también me atraía bastante físicamente, pero no me sentía segura, tampoco me creo la última Coca-Cola del desierto, o tengo un pasado tormentoso. Pero me cuesta mucho agarrarle confianza a las personas.

Y sí, si tan poca confianza le tenía no debí acostarme con él. Y muchísimo menos quedar embarazada.

Pero, la noche era joven, mis amigas me tachaban de aguafiestas y estaba intoxicada.

Suma eso a que tenía casi un año en completa abstinencia y el resultado soy yo en estos momentos.

Cerré los ojos con desconfianza y esperé a sentir sus labios sobre los míos, pero en vez de eso, su mano acarició mi mejilla y depositó un beso en mi frente.

— ¿Sólo eso? Pensé que me ibas a besar en los labios.

—Ah, o sea que estabas esperando a que te besara en los labios —sonrió complacido.

— ¡Por supuesto que no! Sobrado —rezongué empujándolo lejos.

—Si quieres te doy uno chiquito.

—Ya no lo quiero —me crucé de brazos.

—O sea que sí lo querías —sonrío egocéntrico.

—Obvio que no —le pegué con un cojín en la cara —Tonto.

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora