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—Se movió.
— ¿Hablas en serio? —le pregunté emocionado, puse mi mano sobre su vientre y lo acaricie, una pequeña reacción al tacto me sorprendió.
—Wow, se siente como si tus intestinos fueran gelatina...
Ella sonrió y sin poder controlarme más la besé, ahí mismo, bajo aquella sombrilla que nos cubría de la lluvia. Por supuesto que ella no se lo esperaba, y me empujó lejos de su alcance, dejando que me mojara.
—JiHyo, yo... lo siento, de verdad.
—No, Daniel, no lo sientas.
—No, yo no debí, yo... se supone que debo respetar tu espacio, sé que ya lo hemos hablado pero es que te viste tan preciosa sonriendo y yo...
JiHyo me jaló de la camisa y me acercó bruscamente hacia ella, de nuevo estaba bajo el paraguas y la cercanía que tenían nuestros cuerpos en ese momento era casi irreal.
—De verdad que lo siento Ji, me emocioné demasiado, jamás...
—¿Podrías callarte de una vez y sólo volverme a besar?
—¿Lo dices en serio, en serio?
—Lo digo en serio, en serio Dani. Sólo has que no quiera que termine.
Jamás olvidaré ese día, mi bebé emocionado, y su madre correspondiéndome. Fue lo mejor del mundo.
Saber que estás destinado a esa persona y poder expresarle todo tu cariño, ofrecerle tu apoyo.
