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—Niños, escuchen. Su mamá está algo sensible hoy, así que por favor no toquen temas delicados como...
Iba a seguir hablando pero YeJi me interrumpió.
—¿Que está envejeciendo?
—Wow, no pudiste ser más directa —se burló Hyun. A lo que su hermana le sacó la lengua.
—Niños...
—Es inútil discutir con ellos Daniel, nos superan en número. —bramó mi esposa apareciendo de la nada, logrando asustarme—. Tengo frío.
—Pero si estamos a casi 33º grados —sentenció el menor de nuestros hijos. Provocando que ella se tocara el pecho afligida.
—Sensible —les susurré—. Cariño, ¿qué tal si tomas una ducha caliente? Eso siempre te reconforta.
—Kang, sé lo que intentas, no va a funcionar.
—Pero, JiJi, yo no he hecho nada...
—Padres, odio meterme en su conversación pero, dejen las peleas conyugales para la habitación —era muy raro que Hyunjin no hiciera acto de presencia.
—A ver si esta que está aquí te va a cocinar cuando te dé hambre a las 11 de la noche —le reprocho JiHyo al mayor, haciéndome reír—. Y voy a esconder el cereal en nuestra habitación.
Golpe bajo.
Mamá 1 – Hyunjin 0.
Los chicos me miraron intentando buscar en mí un modelo que los defendiera ante la injusta imposición de su madre, pero... tengo 43 años y quiero seguir teniéndolos, además de que un año sin sexo no está a discusión.
—Wow, pero qué tarde es, niños apúrense, hoy me toca a mí llevarlos a la escuela. Nos vemos cielo —hablé levantándome de la silla y acercándome a ella para dejar un corto beso en sus labios y retirarme, debía encender el auto y esperar a que los chicos bajaran.
Pero sus manos apretando mis hombros y atrayéndome hacia ella me detuvieron, ahí deje de pensar. La sujete de la cintura y profundicé el beso, sin pasar a temas de adultos, aún estaba la presencia de nuestros hijos.
Le acaricié la mejilla y con mi otra mano la sujeté del cuello, buscando más cercanía.
Pero un leve gruñido nos interrumpió. Era Christopher, celoso de mí.
Si, había oído de que hay ciertos niños que desarrollan un lazo de cariño más profundo hacia sus madres, no del modo amoroso, sino del fraternal. A veces era algo incómodo, es muy celoso, pero al mismo tiempo adorable. Siempre defendiendo a su mamá y presumiéndola ante todos... no lo culpaba, ella es la mejor.
Me separé de JiHyo y le robé otro beso corto antes de salir corriendo, bajo la atenta mirada de Chris.
Ji rió.
—¡Te amo! —me gritó ella.
—Lo sé mamá, lo sé, yo te amo más —respondió Chris con soberbia. Atribuyéndose las palabras de mi esposa hacia mí.
Me giré para ver a JiHyo y esta sólo pudo encogerse de hombros con una gran sonrisa. Christopher era bárbaro.