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Si durante el parto tuve miedo, ahora me siento como si el destino me jugara una mala broma.
Hyunjin y YeJi no aparecían por ningún lado, y me asusta que algo malo les pueda ocurrir a mis hijos.
—Niel, si algo les llega suceder, yo...
No pudo terminar, la abracé con fuerza. Estaba aterrado.
—Es todo mi culpa; desde la llegada de Cris ellos creen, creen que, los olvidamos —pronuncié con la voz quebrada.
— ¡No puedo esperar más! La policía dice que la búsqueda comenzará en 24 horas, ¡pero es demasiado! Mis niños pueden estar en peligro. —gritó ella con desesperación.
Llamé a nuestros amigos más cercanos con esperanza de que los hubieran visto. Pero ninguno sabía nada; más sin embargo nos ayudarían a comenzar la búsqueda por nuestra cuenta.
3 horas después, JiHyo y yo intentábamos seguir la pista de nuestros hijos. Explorando la ciudad de Seúl. Con la incertidumbre como dueña de mis expresiones, y la angustia dominando mi corazón.
—Dani, ya es tarde, debemos ir a con Cris —anunció ella dándose por vencida.
Nos dejamos acompañar por Momo y Heechul que habían dejado a Chaeyoung al cuidado de Ryujin mientras nos ayudaban con la búsqueda.
Fue entonces cuando a las 11 con 55 minutos de la noche vi una cabellera muy conocida subir por las escaleras de mi edificio.
— ¿Hyun? ¿YeJi? —ambos infantes me miraron con una mueca de cansancio. Tenían la ropa sucia y la cara manchada.
— ¡Mamá! —lloriquearon los dos corriendo hacia JiHyo —. Prometemos no escapar otra vez, pero no dejes de querernos por favor, nos vamos a portar bien y te ayudaremos a cuidar de Cristopher.
Ji me miró con incredulidad, los niños se abrazaron a sus piernas casi inmovilizándola.
Yo me agaché a su altura y los atraje hacia mí, abrazándolos y no queriendo soltarlos nunca.
— ¿Cómo se les ocurre pensar que íbamos a dejar de quererlos? ¡Son nuestros hijos! Es decir, puede que ahora le prestemos algo más de atención a Cris pero es que él es aun un bebé y necesita de muchos cuidados. Pero prométanme que no me van a asustar así nunca jamás, o sino la próxima envíenme directo al hospital, niños.
Les rogué.
—Lo prometemos papá.
Mi pequeña YeJi se subió a mis brazos para que la cargara y escondió la cabeza en mi cuello. Comenzamos a avanzar nuevamente hacia el apartamento, cuando Ji habló.
—Hyun, YeJi... ustedes solos no pudieron llegar a esa conclusión, ¿quién les metió esas ideas en la cabeza? —ella sujetó la mano de Hyunjin y junto a mí entramos al departamento.
Abrimos la puerta encontrando a Chaeyoung cuidando de Ryujin, Minho y Cristopher.
Los gemelos casi por inercia señalaron a la hija de Momo y Heechul.
—Kim Ryujin, estás en problemas señorita —el grito que pegó Momito entrando detrás de nosotros casi me deja sordo, ¿acaso esta mujer era mitad pantera? No se le siente llegar.
—Y ustedes dos, par de revoltosos, no crean que se van a salir con la suya. Casi muero de angustia —dramatizó JiHyo —. No sé lo que sería de mí si les sucediera algo.
Vociferó empezando a llorar y besándole la cara a Hyun, acto seguido hizo lo mismo con YeJi. Provocando que ambos se quejaran.
Bajé a YeJi y cargué a Cris que ahora dormía. Lo mecí poco a poco para no despertarlo.
—Lo mismo va para ti, Cristopher —le susurré.
Esa vez, agradecimos a Chae por su gran favor y nos despedimos. YeJi y Hyunjin cayeron como troncos sobre la cama, se durmieron más rápido que enseguida. Mientras que Ji y yo arrullamos al menor hasta caer también rendidos en alguna parte de la casa.
—Te amo cariño, te amo... —pronuncié como un mantra cuando sentí sus manos sobre mi pecho.