Memorias I

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Hoy salí de mi trabajo temprano, era viernes, unos amigos vendrían a la ciudad y yo me dispuse a desocuparme para poder ir a recibirlos en el aeropuerto

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Hoy salí de mi trabajo temprano, era viernes, unos amigos vendrían a la ciudad y yo me dispuse a desocuparme para poder ir a recibirlos en el aeropuerto.

Soy editor y reportero del Buffalo Reader, desde que cumplí 25 sabía en dónde quería trabajar y tenía muy clara mi vocación, para eso estudié comunicación social e hice un sin número de talleres de redacción y escritura, también alguno que otro seminario de fotografía pero admito que no es lo mío.

Esa tarde me dirigía a mi departamento para darme un baño, descansar un rato y luego ir a darles la bienvenida a mis amigos.

Ya en el aeropuerto pasé en frente de una cafetería y el delicioso olor a cannolis me derritió. Me adentré en el local y divisé la barra de exhibición donde estaban dulces variados, tal vez pueda llevarme alguno.

— ¡Pero en el anuncio dice 2x1!

—Lo siento señorita, uno por persona, este es nuestro último lote y la fábrica no surtirá hasta el lunes.

—Creí que eran 100% frescos —reprochó.

— ¡No importa! El punto es que sólo es uno por persona.

—Pensé que el cliente siempre tiene la razón —la chica se cruzó de brazos y frunció el ceño.

El tiempo se iba y la pelirroja seguía discutiendo con el repostero, a este paso el avión ya debió haber aterrizado, así que tomé la iniciativa y los interrumpí.

—Disculpen, oye —la miré directamente, tenía unos ojos divinos —Si quieres yo compro el croissant faltante y tú me devuelves el dinero ¿te parece? —la chica me sonrió dando luz verde a mi sugerencia, dejando ver a la vez un color carmesí en sus mejillas, viéndose innaturalmente linda —. Genial, dame 4 cannolis y un croissant por favor.

El repostero le dio una mala mirada a la chica mientras esta sólo podía sonreírle victoriosa, el tipo dio un suspiro y me entregó lo que ordené en dos bolsas de papel diferentes.

Salimos de la cafetería y le sonreí cortésmente a la chica. Ella se disponía a sacar su cartera pero la detuve, hay que ser caballeroso.

—Oh, no te molestes, toma —le entregué la bolsa más pequeña y sonreí.

—Apuesto a que haces esto con todas.

—Realmente no, tienes el honor de ser la primera —ella tomó la bolsa y me regresó la sonrisa —A propósito, ¿cómo me dijiste que te llamabas?

—¿No te dije mi nombre?, bien pues...

Iba a continuar pero una voz rasposa y poco entendible se escuchó por los altavoces, el vuelo ha llegado.

—Bueno, ha sido verdaderamente un placer, pelirroja linda cuyo nombre no conozco —anuncié despidiéndome de ella, ya alejándome un poco.

Elevó ambas cejas y sonrió incrédula, tal vez no esperaba que me fuera tan de pronto. Agitó su mano en respuesta y se fue en dirección contraria a la mía.

Di un fuerte suspiro mientras la veía desaparecer entre las demás personas, de esos que hace mucho tiempo no me había sacado nadie. La chica era una completa belleza, tenía unos ojazos y su carácter era completamente mi tipo. Es ahora cuando me pregunto, ¿por qué rayos no dejé que dijera su nombre?

—¡Daniel! Que gusto al fin poder verte de nuevo, te extrañé bebé —se apresuró a abrazarme

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—¡Daniel! Que gusto al fin poder verte de nuevo, te extrañé bebé —se apresuró a abrazarme.

—Hola Momito —reí —¿Cómo estuvo Tokyo, eh?

—Ya sabes, cansado, contaminado, lleno de otakus... ¿esos son cannolis? —yo asentí sonriente entregándole la bolsa a la embarazada, la nipona la miró como si hubiese visto un ángel.

Unos fuertes quejidos me hicieron mirar detrás de Hirai, no pude evitar soltar una larga carcajada, a unos metros de distancia venía cargado con más maletas que ganas de vivir Kim Heechul, y como era de esperarse, sin perder su diva interior llevaba puestas unas sandalias florales y una playera con estampado de Barbie.

—¡Hola, Chula!, veo que te tomas muy enserio eso de que puedes ser lo quieras ser eh —sonreí burlón.

—Oh, genial, creo que definitivamente no extrañé tu sentido del humor —rodó los ojos y bajó las maletas a los costados.

—Déjalo en paz Kim, Danielito es un buen niño, ¡me trajo cannolis! No como tú, que ni siquiera me ayudas con mi bolso de mano —Heechul la miró incrédulo y le dio un fugaz vistazo a las pesadas maletas que dejó en el suelo, ahogué una carcajada. Momo era barbara.

Pero bueno, así son Momo y Heechul, una pareja tan disfuncional que al final se complementan perfectamente. Y sí, Hirai está embarazada, pero no se lo ha dicho a la Chula, creo que primero piensa pedirle matrimonio.

—Hagan el amor y no la guerra —opinó una chica alta llegando a la escena. Quitó sus lentes de sol y revolvió su cabello despreoupada.

— ¿Esa es Chou Tzuyu o me falla la memoria?

Ella me sonrió enseguida.

—Yo también te extrañé, ven aquí cariño, Japón es duro... todo el mundo habla japonés —respondió abrazándome, fingiendo lloriquear.

—¿Y qué querías Chou?, ¡son japoneses!

—Tú te callas Chula, si yo digo que Japón es la Atlántida, todos se convierten en jodidas sirenas —recriminó Tzu.

Heechul puso una mano en su pecho y elevó las cejas —Esta niña se vuelve cada vez más grosera con el tiempo. Ya no hay respeto para los adultos —alardeó ofendido.

—Bueno, ¿y qué hicieron en Japón hijos de la creación? —pregunté.

—Que te cuente Momo, hizo TANTAS pero TANTAS  cosas, eso sí, siempre junto a la Chula —respondió Tzuyu con diversión, provocando que Hirai se atragantase con el cannoli —Juro que no vuelvo a ir a otro viaje si estos dos están en el paquete —escandalizó, empezando a caminar hacia la salida.

—¿Ah sí?, pues escúchame bien jirafa de dos patas, no habrá próxima vez, ¿oíste? —Momo comenzó a seguirle el paso. Caminando apresuradamente para poder alcanzarla. Reí y caminé rumbo a ellas.

—¡Oye, Danielito! Sé un buen niño como Momo defiende y ayuda a este pobre tipo con las maletas, ¿quieres?

—Oh, cuanto lo siento Chula, pero justo ahora estoy sosteniendo esta bolsa con lo que queda de cannolis, tal vez  para la próxima —me di media vuelta y seguí caminando hacia las chicas con una sonrisa burlona en el rostro.

—¡Daniel!, ¡vuelve aquí!, ¡mis brazos se han quedado entumesidos!, ¡POR FAVOR!

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora