Fragmento 08

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Terror

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Terror.

Eso era lo que sentía.

Que un loco llegue a una cafetería y empiece a disparar balas al aire sin ningún remordimiento es aterrador, pero que ahí esté la persona de la que estás enamorado —y con la que planeas traer dos hijos al mundo—, que salga lastimada es mucho más aterrador.

Sentí como si el alma se me saliera del cuerpo.

A las 10 con 45 de la mañana del viernes 30 de marzo del 2018. Recibí una llamada que me dejó helado.

Jackson me llamó agitado, con el sonido de una sirena de fondo, y el bullicio de cientos de personas empujándolo e impidiéndole comunicarse.

Tomé mis cosas sin cavilar, y abandoné mi cubículo, me dirigí al ascensor y al salir del edificio pedí un taxi que me llevase al hospital. Sin detenerme a pensar, y sin recordar que mi auto estaba estacionado en frente.

Llegué a aquella sala sin oxigeno en mis pulmones, recibido por una multitud de gente que estaba inmersa en sus propias historias... pero a mí solo me interesaba la mía.

En recepción pregunté por ella, pero un grito lleno de dolor me hizo aterrizar, corrí sin autorización de las enfermeras y me detuve detrás de una cortina... habitación 3, decía. No esperé más y la hice a un lado.

Ahí estaba ella respirando con dificultad y sujetándose el vientre con dolor, con una mancha de sangre expandiéndose en su abdomen; una capa de sudor cubría su piel, y una mueca de cansancio era la dueña de su cara. Conectada con dos diferentes máquinas, una para revisar los signos vitales de los bebés y otra para ella, debo suponer. Tenía puesta una bata

Ambos artefactos se escuchaban con mucha variación, uno más rápido que otro.

Su mirada se encontró con la mía. No formulé palabras, solo me acerqué a ella y le di un beso en la frente. Y casi por inercia los aparatos dejaron de repiquetear tan aceleradamente.

—Señor no puede estar aquí —habló una de las enfermeras.

— ¿Cómo que no? ¡Es la madre de mis hijos!

—Lo siento señor, debe dejar sola a la paciente.

— ¡No! Daniel, no me dejes sola por favor.

— ¿Qué sucede aquí? ¿Daniel?

— ¿Dahyun?

—Vaya, el mundo es un pañuelo, no te veo desde el Baby Shower y... enfermera, ¿sigue aquí todavía?

—Lo siento doctora, pero el señor...

— ¿Qué no lo escuchó? ¡Es el papá de los gansos, tiene todo el derecho de estar aquí!

La enfermera se fue y cerró la cortina detrás de sí, los siguientes segundos transcurrieron en mí sin saber qué decir... hasta que JiHyo dio un alarido de dolor y presté toda mi atención a ella.

Pero lo que me dejó estupefacto fue ver a Dahyun subiendo la bata que cubría a JiHyo y levantando sus piernas.

—Son contracciones linda, al parecer el impacto no adelantó el parto, pero uno de los bebés puede estar en peligro... ¿me dejas realizarte un tacto? Así puedo estar segura de que no te estás dilatando.

— ¿Otro? ¡No! Me niego, eso duele mucho.

—De todos modos habrá que practicarte una cesárea, pero primero necesitamos saber en dónde se incrustó la bala y tratar de detener la hemorragia. ¿Cuánto faltaba para culminar el periodo prenatal?

—Tr-tres semanas...

— ¿Estás dispuesta a someterte a una pequeña cantidad de radiación?

— ¿Qué? ¿Eso no les hará daño a los bebés? —pregunté asustado.

—La radiación es peligrosa durante las primeras 12 semanas del embarazo, luego de eso la embarazada puede realizarse cantidad de estudios, pero con dosis umbrales menores a las de rutina...

Definitivamente se aprendía algo cada día.

—Dani tú cállate. Hagámoslo Dahyun, no quiero poner en más riesgo a mis hijos.

—Muy bien, ¡enfermera! Prepare a la paciente. Vamos a realizar una radiografía de tórax y otra de abdomen.

El tiempo de espera para que la placa radiográfica se revelara se me hizo casi eterno, juro que aquellos diez minutos fueron una tortura. Y ninguno de nuestros amigos llegaba, Jackson se quedó atrapado en el tráfico, Momo y Heechul estaban tomando un vuelo hasta aquí con la bebé. Nayeon y Jeongyeon ni siquiera se hablaban.... ¡esto era un caos!

—Es definitivo, vamos a practicarle una cesárea, afortunadamente la bala no tocó ningún órgano vital

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—Es definitivo, vamos a practicarle una cesárea, afortunadamente la bala no tocó ningún órgano vital... la pierna de uno de los bebés sirvió de escudo para que no atravesara el vaso; el bebé no sabe que está por nacer y le ha salvado la vida a su madre. En fin, solo es cuestión de amputarle la pierna.

— ¡¿Qué?! —gritamos asustados.

—Es broma, es broma. Le vamos a extraer el proyectil al neonato y lo vendaremos, tampoco hubo fisura en ningún hueso, quedará envuelto y listo para llevar. Prepararé el papeleo y les daré unos minutos.

Dahyun salió de la sala y nos dejó solos.

—Estoy aterrada Dani —confesó.

—Tranquila, todo va a estar bien linda —respondí acariciándole la mejilla—. Ya lo oíste, a los bebés no les pasó nada.

—No es eso Niel, es, la paternidad... no estoy preparada, no hay un manual que diga cómo hay que hacer todo.

— ¡Eso es lo divertido cariño! —le sonreí con dulzura, logrando que ella frunciera el ceño —Lo vamos a ir descubriendo nosotros mismos —le expliqué.

Las enfermeras entraron y me pidieron que las dejara solas. Yo deposité otro beso en la frente de JiHyo y le di un apretón de manos.

Me despedí momentáneamente de ella dándole otro beso en los labios y salí de la sala dedicándole una sonrisa.

Que bonita eres amor.

𝙎𝙀𝙍 𝙋𝘼𝘿𝙍𝙀 / 𝙅𝙄𝙉𝙄𝙀𝙇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora