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Ay, el retiro, el final de una historia... de nuestra historia.
Cómo crecí, viví y aprendí de la paternidad. Cómo maduré y cómo sobreviví a tales retos...
Cómo evolucioné y cómo hoy en día estoy seguro de haber seguido el camino correcto.
Este no es un adiós, sino un hasta luego, mi tiempo como periodista ha culminado, y estoy feliz de que haya sido este el medio por el que le hice saber al mundo que la paternidad es una aventura mucho más compleja de lo que se imaginan. Nada te prepara para ser padre, no hay un manual, no hay instrucciones, no hay una forma correcta de ser padre.
Yo sólo le di mi amor y mi apoyo a mis hijos, y con eso siento que hice lo correcto, o por lo menos lo intenté.
Tengo tres hijos y a una hermosa esposa a la que amo y amaré por el resto de mis días. Como lo dije alguna vez aquí en la columna, tal vez nuestros inicios no fueron los más convencionales, pero si aseguro que fueron los mejores.
No cambiaría la vida que tengo por nada del mundo.
Pero, dejemos la nostalgia para después. Y déjame relatarte por última vez algunas de las muchas historias que no conté aquí.
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Sábado por la mañana, día soleado, los pájaros cantan y el árbol en mi ventana se levanta junto a mí. Miré a mi esposa, quien todavía dormía tranquila y plácidamente, sonreí, era hermosa.
No vi razón para despertarla, así que salí de la habitación y me dirigí a la cocina, luego fui a la habitación contigua, en donde dormían nuestros hijos.
—Niños, despierten hoy es un día especial...
—Hoy mamá y tú están de aniversario, ¿no? — asentí recibiendo un beso en la mejilla de YeJi.
—Quiero sorprenderla, ¿me ayudan?
—Sí, pero sólo si prometes llevarnos a conocer el mar después de su sorpresa —me pidió Hyunjin.
—Trato hecho, ahora a levantarse y a cepillarse los dientes que a la señora Kang se le va a enfriar su desayuno en la cama.
Ellos me ayudaron a terminar el desayuno y yo fui a recibir el ramo de flores que pedí el día anterior para ella. Abrí la puerta de nuestro cuarto del todo y me adentré en este junto a los niños, Chris incluido, quien fue el último en despertarse.
—Muy buenos días señora Kang —canté. Mientras los pequeños se subían a la cama y empezaban a brincar encima de esta, despertando del todo a la pelirroja.
—Pero Niel, ¿qué es esto? —sonrió emocionada. Puse la bandeja con comida a un lado de ella, sobre la mesita de noche. Y fui corriendo a la sala por las flores—. Dani... no te hubieras molestado cariño.