Capitulo 35

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Naim

Maldita mujer por qué es tan malditamente adictiva, desde el momento que puso un pie en mi oficina supe que mi vida iba a dejar de ser lo mismo.

Y claro que así fue la maldita tatuada, no sale de mi sistema y entre más la pruebo más quiero de ella.

Su cuerpo es estar en la gloria, el cielo y el infierno todo lo encuentro en ella nunca había experimentado algo parecido como lo que me pasa con ella.

Cuándo estaba con Mara en mi oficina ya que es hija de un viejo amigo de mi familia así que ella estaba aquí en la ciudad y vino a visitarme.

Aunque yo sé que por lo que decidió venir fue por una dosis de mi polla, no se la iba a dar por qué no saco de mi mente a una pelinegra que se a metido en cada parte de mi sistema.

Pero al verla entrar tan bella como siempre se me puso dura pero ya que ella no me la iba a bajar no me quedo de otra que poner a Mara a hacer lo que deseaba que ella hiciera.

Se mira tan inocente y salvaje, elegante todo junto no me puedo concentrar bien cuando la veo.

Así que jugando un poco me hice el indiferente ya que ella dijo que no iba a haber nada entre los dos  nuevamente por más que la hice gritar mi nombre que creo todo Rusia se lo aprendido.

De solo recordarla atada a mi cama, indefensa, a mi merced jamás pensé que una mujer como ella se dejaría hacer pero me equivoqué ya que yo me di el lujo de lograrlo.

Ella que tanto fuera como dentro de la cama le gusta llevar el control, el mando y da pelea, se dejó atar y solo esperar a lo que yo estaba dispuesto a hacerle o darle.

Y esa oportunidad no se presenta todos los días aquí que la hice delirar de placer, hacerse y deshacerse en mis brazos, que siempre recordara que no encontrará a alguien más que la hace temblar como yo lo hago.

Así que pensando en todo eso me empalme y cuando la mandé a qué calentará los cafés solo para darle gusto a Mara ya que tengo que seguir el juego haber quien logra quemarse primero.

Tomé la mano de Mara y la puse sobre mi erección y ella gustosa me sonrió con picardía y se arrodilló entre mis piernas.

Desabrocho mi cinto y mi pantalones para luego bajarlos y los boxers también pero no tanto ya que en mi pierna tengo un tatuaje y no quiero que nadie lo vea si entran o mejor dicho Giss.

Ya con eso listo mi miembro salto a la libertad, y ella sin esperar más acerco su boca y con su lengua lamió mi glande.

Yo coloque mi mano en su rubio pelo, mientras ella hacia círculos con su lengua para luego introducir mi miembro dentro de si boca.

Yo cierro mis ojos y dejo caer mi cabeza para atrás y imaginando que en lugar de ser una rubia quien me está succionando es una tatuada testaruda quien lo está haciendo si así se siente muchísimo mejor.

Tomo fuerte su cabello y presiono su cabeza para abajo para que llegue más profundo dentro de su boca y controlo el mete y saca dentro de su boca.

Cuando la puerta se abre y veo que la mujer que hace unos momentos está inundando mis pensamientos está justo enfrente de mí y casi me corro de solo verla ahí parada viendo cómo otra me hace sexo oral.

-Aquí está el café -dice actuando normal y de solo escuchar su vos recuerdo cuando la tenía debajo de mi fallándola.

-Puedes retirar que estamos ocupados -digo con malicia en mis ojos y viendo atento su reacción, ya que por más que ella finja que no le afecta yo sé que no es así.

Da media vuelta y camina hacia su oficina mientras yo veo su grande y redondo trasero, y acelero los movimientos de Mara viendo en todo momento a Giss hasta que se pierde de mi vista.

Cruel Maldad © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora