10/10/2020 - Suspiros
"No suspires, cada vez que lo haces se te escapa un poco de felicidad". Era algo que su madre le había dicho cuando era pequeña; tampoco es que hayan tenido la oportunidad de tener charlas muy profundas. El embarazo de su hermano menor se había complicado, y su madre falleció luego de traerlo al mundo, cuando ella tenía tan solo tres años.
A pesar de que lo dicho por su madre no poseía ni un único argumento lógico a su favor (es decir, no existía ninguna teoría que confirmara su veracidad), Temari vivió su vida como si ese fuera su mantra. Suspirar era su acción prohibida, y no podía llevarla a cabo bajo ningún punto de vista.
Aún cuando los entrenamientos eran demasiado duros; aún cuando Kankuro no dejaba de meterse con ella; aún cuando el bijuu que vivía dentro de Gaara lo obligaba a atacar a su propia aldea (y, en ocasiones, a su propia sangre); ella no suspiraba.
Aún cuando su hermano se volvió Kazekage (con todas las responsabilidades que ello traía); aún cuando debía soportar los comentario peyorativos de los ancianos del Consejo con respecto a sus habilidades y las de su familia; aún cuando se vio forzada a realizar acciones que no quería; ella no suspiraba.
Por un demonio, si había pasado toda su vida en Sunagakure, donde una temperatura de 30º era, prácticamente, un día invernal; donde los aldeanos mayores la miraban con desconfianza (porque le temían lo suficiente como para darle una mirada condescendiente); donde tuvo que librar batallas de las cuales no sabía si le sería posible salir con vida; así y todo, jamás había suspirado.
Entonces, ¿por qué ahora las cosas eran diferentes? ¿Por qué no podía evitar que los suspiros se le escaparan de entre los labios? ¿Qué había ocurrido que ocasionó que todo cambiara? En su mente solo había un único responsable: Shikamaru Nara.
El simple hecho de tener que ver su rostro le provocaba furia, le recordaba que la había humillado durante los exámenes chunin aquella vez; porque, aunque ella había salido "victoriosa" del encuentro, la vergüenza que sintió cuando ese mocoso le dio una paliza era algo que no sería capaz de olvidar.
Uno pensaría que ese inconveniente tenía una solución más bien sencilla: ambos son de distintas aldeas, solo debían dejar de verse y asunto resuelto. Pero todo eso cambió cuando Gaara la nombró embajadora de Sunagakure, y como tal su deber era atender distintas cuestiones diplomáticas entre las aldeas vecinas. Parecía que el destino la odiaba, porque Konoha se había empecinado en que su escolta durante sus visitas fuera Shikamaru.
Tan pronto como volvió a verlo, los suspiros comenzaron. Al principio eran algo esporádicos, casi imperceptibles, y muy ocasionales. Cada vez que se le escapaba alguno debía reprenderse mentalmente (si lo hacía en voz alta corría el riesgo de que el azabache pensara que estaba enloqueciendo).
Conforme sus visitas se hicieron más frecuentes, y el tiempo que pasaban juntos aumentaba, también lo hicieron los suspiros. Parecía que el menor se daba cuenta de lo que instigaba en ella, porque siempre que se encontraban tenía esa expresión cansina y su característica actitud perezosa que tanto la sacaban de quicio. Definitivamente ella veía todo aquello como una provocación, y atribuía sus suspiros a una forma de canalizar todo su enojo.
Sin embargo, la situación se volvió más preocupante mientras avanzaban las semanas. Una noche en particular, en la cual estaba sentada en el escritorio de su habitación leyendo una de las cartas que el Nara le había enviado (de índole profesional, vale aclarar), se sorprendió a sí misma suspirando en la medida en que la leía y releía.
Llegó a notar que ya no le irritaba la compañía de Shikamaru, por el contrario, hasta le era agradable y amena. Los paseos a través de la Aldea de la Hoja se empezaron a incluir charlas amistosas sobre los temas más variados: familia, amigos, gustos personales, literatura, filosofía. Llegó un punto en el que incluso solía ir a almorzar al hogar del contrario con el único fin de que le enseñe a jugar al shogi (y poder evaluar por cuenta propia si era tan asombroso como decía ser).Para ese momento su mente comenzó a traicionarla, una pequeña parte de ella tenía dudas acerca de si lo que sentía por él era únicamente una incipiente amistad. Prefería creer que no era cierto, que no existía ni la más remota posibilidad de que se estuviera enamorando de él, y estaba dispuesta a probarlo por todos los medios. Pero los incesantes suspiros que emanaba cada vez que pensaba en él demostraban que estaba equivocada.
Todo cambió una de aquellas largas noches en las que se pasaba cumpliendo su deber como embajadora, sin ser capaz de conciliar el sueño por estar pensando en cómo estarían sus hermanos. Oyó unos cuantos golpes sonar en la ventana de su habitación de hotel, y no llegó a sorprenderse cuando, al abrirla, Shikamaru se asomó.
─Algo me decía que estabas teniendo problemas para dormir ─susurro, puesto que ya era bastante tarde y temía despertar a los demás inquilinos.
─Jamás imaginé verte entrar por mi ventana ─chistó al verlo algo despeinado y con una expresión cansina en el rostro. Apreció que hacía un movimiento con el brazo, invitando a seguirlo, y ella hizo lo propio. Se movieron por entre las construcciones, hasta dar con el techo de una casa que se encontraba deshabitada. Tomaron asiento sobre el tejado, recostándose para poder observar el firmamento─. ¿Tú también andas con insomnio?
El joven reflexionó unos instantes antes de responderle, estaba perdido observando el brillo en su rostro, el cual era ocasionado por el reflejo de la Luna. Cuando al fin pudo salir de su ensoñación, le respondió─. Algo así, en realidad tuve un sueño algo peculiar. Y, por más problemático que suene, sentí la necesidad de venir a verte.
─¿A estas horas? Pensé que tu misión solamente te acreditaba a escoltarme durante el día ─le gustaba molestarlo, crear esas discusiones que no eran otra cosa más que arrebatos amistosos. Le entretenía no saber qué esperar de él, porque su gran intelecto le ayudaba a elaborar respuestas interesantes.
─Bueno, acompañar tus desvelos también podría ser parte de mi misión ─explicó siguiendo su tono burlón. Casi por inercia acercó su rostro al de ella, y cuando fue consciente de esto, volvió a su posición inicial─. Como sea, volviendo a lo importante, no sabes lo extraño que fue el sueño. Se me acercó una mujer que jamás había visto en mi vida, se parecía un poco a ti, pero sonreía de forma dulce ─Ante el comentario mordaz, Temari le dio un suave golpe en el hombro─. Me pidió que te recordara que no debes suspirar, porque se te puede escapar la felicidad, o algo por el estilo. Todo eso me resultó tan irreal que no pude seguir durmiendo, que fastidio.
La rubia sintió una inexplicable carga de adrenalina recorrerle las venas. ¿Acaso era posible que su madre haya visitado al Nara en un sueño? Debía serlo, jamás le había platicado sobre aquel consejo que Karura le había dado cuando era tan solo una niña. Dirigió la vista al cielo, como buscando respuestas a sus inquietudes, y al no encontrarlas decidió dejar el asunto ahí, no había nada que pudiera hacer.
─La verdad es un muy buen consejo, tú también deberías tenerlo en cuenta ─se limitó a decirle con una sonrisa. Sentía que distintas emociones colisionaban dentro de ella, pero intuyó que esa era la forma en la que su progenitora intentaba decirle que acepte sus sentimientos. Y ella sintió que podía hacerlo, después de todo, no hay nadie que de mejores consejos que una madre.
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Writetober ─ Shikatema
FanfictionUna serie de one-shots basados en la pareja de Shikamaru Nara y Sabaku No Temari. La lista que voy a usar es la de @EnkWithMigraine, les dejo el link de su Twitter https://twitter.com/EnkWithMigraine?s=09