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17/10/2020 — Ojos(Continuación del día 15)

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17/10/2020 — Ojos
(Continuación del día 15)

Dicen que los ojos son la ventana del alma, el portal que permite ver las verdaderas emociones de los demás, el medio por el cual se escapan los pensamientos más íntimos. De ser así, Temari era quien llevaba las de perder, no solo debía sobrevivir a su plática con el dueño de la inteligencia más avallasante de todo el País del Fuego (y probablemente de los demás países también), sino que sus hermosos ojos verdosos eran tan atrayentes que uno no podía dejar de apreciarlos. O por lo menos eso era lo que ocurría con Shikamaru cada vez que la tenía frente a él, no podía dejar de apreciarlos.

Ahora bien, sería el ser humano más inteligente del planeta pero, cuando se trataba de sentimientos, las cosas cambiaban. Jamás era capaz de entender aquello que sentía, deseaba o esperaba su compañera, por lo que, cuando le dijo que debían pasar al balcón de su habitación para hablar en privado, se paralizó.

Una charla a solas con la princesa de la arena podía significar muchas cosas, ninguna era placentera. Una parte dentro de Shikamaru le decía que quizás había pensado mejor las cosas y ahora estaría arrepentida de haberse acostado con él, quizás y hasta terminaría enojándose por eso. Normalmente no le interesaría que se molestaran con él, sin embrago, la idea de estar distanciado de ella le creaba un malestar indescriptible.

Sintió la necesidad de fumar un cigarrillo para apaciguar sus nervios, mas se contuvo puesto que sabía que eso irritaría a su compañera. Que se mantuviera en silencio desde el momento en el que llegaron a Suna, durante la reunión y en la cena que tuvieron todos juntos le preocupaba. Ella era ruidosa, hacía que todos notasen su presencia, definitivamente algo andaba mal.

─Mira, Temari, si quieres hablar de lo que pasó la última vez podemos dejar todo por la paz, hacer de cuenta que no ocurrió nada, tal y como lo habíamos acordado. Si aún así te causa conflicto tenerme cerca, puedo hablar con la Hokage para que te busque un nuevo escolta, ya se me ocurrirá alguna buena excusa ─decir aquello rompió las ilusiones que había creado durante el viaje, ya se estaba acostumbrando al sabor de sus labios, y lo amedrentaba tener que dejar de verla.

─¿Puedes dejarme pensar un instante en vez de decir tantas idioteces? Dame tiempo para acomodar mis ideas ─ahí estaba la kunoichi que conocía y su horroroso carácter del cual se había encariñado. El problema estaba en que no podía ser paciente en una situación como esa, se moría por descubrir qué era lo que tenía en mente. Había intentado descifrarla sin éxito, y ya estaba cansado de esperar.

─Pensar antes de hablar es algo impropio de ti ─le dijo en tono burlesco, necesitaba canalizar las emociones que sentía de alguna forma u otra. Poco le importó la mirada asesina que la mayor le dedicó.

─Discúlpame por tratar de ser lo más clara posible y evitar malentendidos ─mientras ella se mantuviera contestándole de tal forma, luciendo su mal genio, sabía que no había nada que temer. Si Temari se mantenía fiel a su esencia todo marcharía bien.

─Me gustaría usar mis capacidades de análisis para poder entender que es lo que te ocurre y no forzarte a expresarte, pero no tengo idea de qué es lo que estás pensando ─fue sincero, sabía que a ella le costaba poner sus ideas en palabras para que los demás pudieran comprenderlas.

─Bien, adivinaste, vamos a hablar de lo que pasó la última vez ─el corazón le dejó de latir por un microsegundo, ya no sabía si temer o no. Ella no se dignaba en dirigirle la mirada, esa era su estrategia, si no lo miraba él no podría leer a través de sus ojos─. La verdad, me gustaría que se repita.

¿Estaba a punto de fallecer? Esa era la única explicación posible para ello. ¿Había escuchado mal o la mujer más hermosa del País del Viento le acababa de hacer esa propuesta? Millones de pensamientos se formaron en su mente, acumulandose como nubarrones, pero solo pudo musitar un monosílabo─. ¿Qué?

─Lo que escuchaste, Nara. Aunque está bien si no quieres hacerlo, no voy a obligarte a nada ─no supo en que momento puso su mano en la barbilla de la mayor, obligándola a quedar enfrentados. Pudo ver que eso no era todo, que sexo casual no era lo único que estaba buscando; y él tampoco podría conformarse con ello. Una parte de él le hizo ver que ella necesitaba que tomara la iniciativa, al menos por el momento. Eso era un problema, porque él no era mejor al momento de hablar sobre sentimientos.

─A mí también me gustaría que se repitiera... pero quiero más que eso ─el semblante aguerrido de la rubia había desparecido, un leve color carmín tiñó sus mejillas, haciéndola ver vulnerable pero hermosa─. Quiero que salgamos a comer juntos, que pasemos las tardes acompañándonos, que podamos hablar de nuestros problemas... y bueno, también que tengamos relaciones.

─¿Quieres que sea tu novia? No tienes idea de lo que estás diciendo, eso jamás podría funcionar ─Una vez que terminó de decir eso sintió ganas de abofetearse a sí misma. ¿Por qué le costaba tanto admitir que ella buscaba lo mismo? Pero no, tenía que mostrarse como una mujer sin sentimientos que lo único que le interesaba era saciar sus deseos carnales.

─¿Por qué lo dices? Ambos somos reacios a las demostraciones de afecto excesivas, sabemos qué molesta al otro, nos entendemos bien. Además, vivimos en aldeas diferentes, así que no vamos a aburrirnos por vernos todos los días ─Intentó sonar lo más convincente posible, con el tiempo se creía capaz de enseñarle que salir con él tenía sus ventajas, empero antes debía recibir el "sí" de su parte.

─Creo que una relación a distancia podría funcionar ─respondió luego de mostrarse dubitativa. Por supuesto que funcionaría, ellos harían todo lo posible para que funcione.

Shikamaru se acercó con prisa al rostro de la fémina, venía cargando la necesidad de besarla desde la última vez que se vieron, y ella pensaba corresponderle. Fue ahí cuando sintieron un chakra acercándose a la ventana.

─Espero que tengas mis consejos en cuenta, bebito llorón ─fingió Temari al momento en el que descubrió quién era el dueño de la misteriosa presencia. Le guiñó un ojo al menor para que le siguiera el juego y evitar levantar sospechas.

─Tan problemática como siempre, ¿acaso vas a recordármelo durante toda la vida? ─espetó con su tono cansino característico. Cualquiera que los conociera pensaría que se trataba de una de sus conversaciones típicas.

Para Kankuro la verdad era evidente, ellos estaban intentando tratarlo de idiota. Dio un bufido y se retiró por donde había venido. A pesar de ello, estaba contento por su hermana, al fin siguió sus consejos y apostó por sus sentimientos; y eso a él le bastaba.

Writetober ─ ShikatemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora