# 18

877 82 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


18/10/2020 — Inefable

Sus ojos rasgados estaban clavados en el reloj de la pared, estaba tan compenetrado en su labor de intentar hacer que el tiempo avanzara con mayor velocidad que podía oír el ruido de las manecillas retumbar en su cabeza. El ensayo a medio hacer que tenía en la computadora frente a él le causaba malestar de solo observarlo, quería mandar todo al demonio y echarse a dormir la siesta. Sabía que eso era imposible por dos grandes razones: en primer lugar, el trabajo debía entregarse mañana a primera hora, y ya era medianoche; en segundo lugar, porque la sexy mujer a su lado no iba a dejar que lo haga.

¿En qué momento tuvo la brillante idea de tomar el curso de investigación científica? Claramente esa había sido una de las recomendaciones de su madre, y él le dio el gusto, pues no quería tener que soportar sus reclamos luego. Y ahí lo tenían, pasando su viernes a la noche con los ojos rojos de pasar tanto tiempo frente al monitor y con un dolor cerebral sin precedentes.

─Opino que deberíamos tomarnos un descanso, ni siquiera puedo concentrarme ─suplicó, sabía que iba a recibir una negativa rotunda como respuesta, pero no perdía nada con intentarlo.

─Ni hablar, Nara. No vine a ayudarte para que quieras hacerte el vago, que conste que esto es culpa tuya por ser tan irresponsable y dejarlo todo para último minuto ─gritó poniéndose de pie para dejarlo en la soledad de su habitación. La escuchó dirigirse a la cocina y preparar la cafetera: definitivamente iban a necesitar ayuda para mantenerse despiertos.

Los minutos en los que la fémina tardó en preparar las infusiones y traerlas de nuevo hasta la habitación podría haberlos aprovechado para tomar una microsiesta, empero prefirió no hacerlo. Analizaba una y otra vez la lista de las treinta y cinco palabras que tenía que utilizar de forma obligatoria en ese informe; le faltaban doce.

El aroma de la cafeína fue suficiente para darle una recarga de energía, su mayor motivación en ese momento era que iba a tomarse el día siguiente para descansar todo lo que no podía hacer ahora. Sus ojos se posaron momentáneamente el perfil angelical de su compañera.

─Gracias ─empezó al recibir la taza que le ofrecía, dando un sorbo al contenido de la misma─, te ves cansada. ¿Por qué no duermes en lo que yo termino? No tienes que quedarte para supervisar lo que hago.

Era cierto, la chica tenía buenos hábitos a la hora de acostarse (a diferencia de él, claro), y no le agradaba la idea de que se desvelase por su culpa. Temari se tomó el tiempo para soplar su café y beber de él antes de contestarle─. Le prometí a Yoshino que me aseguraría de que cumplieras con el tiempo de entrega. Seguro te quedarías dormido antes de que pueda terminar de acomodarme en tu cama ─Lo conocía bien, por eso no podía darse el lujo de dejarlo a su suerte.

─¿Cuándo vas a admitir que en realidad eres tú la que se preocupa por mi? ─su típica sonrisa socarrona se asomó, no necesitaba sacar su vista de la pantalla para saber que había logrado ponerla nerviosa. Lo que ella le decía no era mentira, su madre tenía que cubrir el turno nocturno de su compañera de trabajo, y la rubia se había comprometido a velar por él en su nombre. Pero tampoco podía decirse que el azabache estuviera en un error.

─No sé qué dices ─prefirió hacerse la desentendida, se apresuró en tomar la hoja donde habían anotado las palabras que debían de usarse, posando su mirada en una en particular─. Inefable, ¿qué quiere decir eso?

El Nara dudó unos segundos antes de reaponderle, sabía lo que significaba pero estaba buscando algo que sirviera como ejemplo para que ella pudiera comprender con mayor facilidad─. Lo nuestro es inefable, Temari.

Sus luceros se enzancharon, formó esa mueca caracteristica del asombro y la sorpresa. Al desconocer la definición especifica del término, no pudo saber a qué se refería─. ¿Qué es lo que quieres decir?

─Pues eso, lo nuestro no puede ser dicho, explicado o descrito con palabras... y eso es lo que significa algo inefable ─tragó duro luego de decir aquello, él no era una persona cursi. A decir más, ni siquiera había realizado una proposición formal para salir con la mayor. Ellos no tenían títulos, simplemente se amaban y respetaban.

─¿De qué película sacaste esa frase? Porque no me creo que la hayas pensado tú ─su forma bromista salia a flote cuando buscaba disimular su vergüenza. Tomó la mano del contrario, haciendo que pudieran sentir el calor mutuo de ese fino tacto.

─Creelo o no pero, por más problemático que sea, pienso en esas cosas cuando estoy contigo ─se acercó peligrosamente a su rostro, hacía varias horas desde la última vez que se había besado, sus labios le pedían unirse con los de su amada de forma desesperada.

─Momento, tendrás que terminar tu ensayo si es que quieres que te bese ─se alejó un poco, con la nula sutileza que la caracterizaba, pero guiñándole un ojo con picardía.

Shikamaru bufó con molestia, sabía que no iba a lograr nada si insistía. Se aderezó, bebió la mitad del café de un tragó y se tronó los huesos del cuello. Debía apurarse a terminar con esa fastidiosa tarea. Había que reconocerle algo a la Sabaku No, y es que ella siempre tenía buenos métodos para motivarlo. 

Writetober ─ ShikatemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora