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13/10/2020 — Turbio

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13/10/2020 — Turbio.

La espesa tormenta de arena que azotaba la noche en Sunagakure era amenazante, cualquiera que se atreviera a salir y enfrentarla no sería capaz de salir muy bien librado. Temari llegó a esa conclusión mientras miraba por la ventana de su habitación, su campo de visión era obstruido por la cantidad de arena que rondaba en el cielo, la imagen era turbia, no podía verse con claridad.

Turbia, al igual que su interior, dado que no era capaz de discernir sus propios sentimientos. Eso era un gran dilema, en primer lugar, porque ni siquiera debería tenerlos; ella era una guerrera de élite, temida y reconocida en las cinco grandes naciones del mundo shinobi. ¿Tener sentimientos? Era un lujo que no podía darse. Ya sabía bien que padecía ese insufrible instinto maternal, esa necesidad de querer proteger a sus hermanos a pesar de que ellos no la necesitasen, bastante tenía con eso. ¿Pero querer a alguien más que no fuera de su familia? Eso era una aberración.

Porque ella no lo quería, ¿verdad? No podía quererlo, bajo ningún punto de vista. Lo de ellos no había sido nada, solo un revolcón y ya. Ambos sentían la necesidad de satisfacer sus deseos carnales y eso fue lo que hicieron, era parte del instinto natural del ser humano. Entonces ¿por qué no era capaz de olvidarse de él? ¿Por qué no podía dejar de repetir las escenas de su encuentro en su mente? O peor aún, ¿por qué le dolía imaginar que, para él, aquello que pasó no había significado nada?

Escuchó la puerta de su habitación abrirse, esperaba que solo fuese una acción provocada por la fuerza del viento, pero no fue así─. ¿Vas a hacer de cuenta que no ocurre nada o vas a decirle la verdad a tu hermano favorito? ─Lo que le faltaba, ahora también debía lidiar con Kankuro y su tono de voz burlona.

─Gaara es mi hermano favorito, y lo sabes bien ─mintió, ella no tenía favoritismo por ninguno de los dos, solo buscaba ser mordaz como siempre─. Además, ¿quién te dio permiso de entrar? Debes pedir permiso antes de entrar en el cuarto de una dama.

─No entré al cuarto de ninguna dama, solo al tuyo ─soltó una carcajada, fiel a su estilo. Por lo general, Temari hubiera respondido a sus provocaciones, pero esta vez solo le dio una mirada asesina. Fue ahí que el castaño comprendió que era más serio de lo que pensaba─. Ya en serio, dime qué te pasa.

─Nada, Kankuro, no me pasa nada de nada ─su respuesta no fue convincente, sobre todo porque ni siquiera se dignó a darse la vuelta para que pudiera verle los ojos. Esos ojos suyos, hermosos por donde se les mirase, delataban hasta sus más profundos pensamientos si es que se estaba lo suficientemente atento para notarlo. Y Kankuro parecía un tonto, pero no lo era. 

─¿Sabes qué? Pues no te creo nada. Di lo que quieras, pero estás actuando de forma extraña desde que te enteraste que mañana llegarían esos ninja de Konoha ─Sus rostros se dibujaron en la mente de la rubia, tal y como su hermano decía, les había llegado la noticia de que el equipo diez llegaría con noticias de la Hokage. Su estadía en Suna iba a ser de una semana, según lo dispuso Tsunade, y Gaara se había mostrado muy receptivo con ello.

─No hagas que te lo repita, estoy bien. Que esos chunin de Konoha vengan mañana no me quita el sueño ─el leve color carmín que adoptaron sus mejillas iba en discontinuidad con su agresividad característica al hablar.

─Ya deja de mentirme, no debes hacerle eso a tu hermano menor ─dijo preocupado, el sonrojo en el rostro de su hermana, aunque leve, fue notorio para él─. No tienes que darme detalles, pero sé que algo te pasa. ¿Acaso pasó algo con alguno de ellos durante tu última visita a la Aldea de la Hoja? ─No sabía qué podría tenerla de ese modo: Chouji no parecía ser de la clase de personas que ocasionaran problemas, mucho menos buscaría molestar a su hermana; su relación con Ino había empezado con el pie izquierdo debido a que ambas rubias eran bastante prejuiciosas, pero poco a poco comenzaron a llevarse mejor; Shikamaru era caso aparte, debía ser la persona (sin contarlos a él y su hermano) que más debía padecer el malhumor de Temari, y si aún era capaz de pasar tiempo con ella, definitivamente hablaba muy bien de él.

─No es eso, solo debo tener una charla muy importante con Shikamaru, en privado ─se estaba cansado de tener que tolerar su insistencia, lo mejor era decirle algo que lo dejara satisfecho y lo hiciera marcharse lo antes posible.

─¿Con el Nara? ¿Y qué tanto tienes que hablar con él? ─el joven era curioso, había que reconocerlo. Debía ser mucho más explícita si es que se lo quería quitar de encima.

─Cuestiones diplomáticas que nos quedaron pendientes en mi última visita a su aldea ─otra vez le mintió, pero no podía decirle la verdad. No solamente porque confesarle lo que había hecho le avergonzaba, sino también porque sabía que él sería capaz de asesinar a Shikamaru usando la Dama de Hierro.

─Sabes algo, deberías conseguirte un novio, a ver si así se te quita lo malhumorada ─fue lo único que le respondió después de permanecer unos instantes en silencio. ¿Acaso era posible que haya sido capaz de ver sus verdaderos pensamientos? Mantuvo su semblante inmutable con el fin de no levantar sospechas, pero cuando su hermano se acercó para pasar un brazo alrededor de su cuello, se sobresaltó─. Y, por más que sea tu hermano menor, puedo hacer el rol de amiga consejera cuando lo necesites.

Normalmente lo mandaría al demonio después de propiciarle un fuerte golpe con su abanico, lo haría gritar y pedir clemencia de tal forma que sería audible desde todos los rincones de Suna. Sin embargo, nada de eso ocurrió, solamente le contestó con una suave risa, para luego volver a fijar su vista en el ventanal.

Quizás su hermano, por más que odiara admitirlo, estaba en lo cierto. ¿Qué sentido tenía ir en contra de los instintos naturales de los humanos? ¿Qué tanto podría perjudicarle estar enamorándose de alguien? Si tener novio era la solución a su terrible mal genio, ella ya tenía su objetivo en mente: Shikamaru Nara. Y Dios sabe que, cuando se le pone algo entre ceja y ceja, no hay forma de hacerla cambiar de opinión.

Writetober ─ ShikatemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora