27/10/2020 — Cebo.
Shikamaru Nara, famoso por su inteligencia natural y sus ganas insaciables de echarse a dormir una siesta, era uno de los agentes secretos más buscados de todo el país. Decir que el precio de su cabeza entraba en el top diez de las mejores cotizadas en el Mercado Negro era quedarse corto. Y justamente por eso, Kakuzu estaba tan interesado en él.
Pero el joven era más escurridizo que un gato negro, ocultándose entre las sombras y la oscuridad de la noche. La cautela lo caracterizaba, y no se hacía notar simplemente porque sí. No, él necesitaba tener una verdadera motivación, algo que lo obligara a llevar a cabo medidas extremas. Sin embargo, descubrir la debilidad de un agente secreto no era la labor más sencilla del mundo, ellos guardaban los secretos de su vida bajo llave.
Pero, parecía que la fortuna se había empecinado en tocar la puerta de Kakuzu, brindándole la oportunidad de descubrir qué era el "talón de Aquiles" de Shikamaru... o mejor dicho, quién lo era.
Había sucedido una de las noches en las que intentaba encontrar la forma perfecta para llevar a cabo su plan. Vio a su objetivo moverse por las calles poco transitadas de la capital, pudo haberlo atacado en ese preciso instante, mas no lo hizo ya que conocía que las probabilidades de fracaso eran bastante altas. De cualquier manera, Shikamaru se adentró en una edificación poco iluminada, seguramente algo clandestino, donde se podía leer una palabra en letra cursiva: Cabaret.
Una de las más grandes características de los agentes secretos, eso que los diferenciaba de los demás garantes de la seguridad, era que su sentido de la "moral" era bastante cuestionable. Ellos no eran ningunos santos, y no sentían la necesidad de esconderse. Después de todo, los trabajos de inteligencia que realizaban podían definirse de muchas maneras, pero legales no era una de ellas.
Siguiendo con su trabajo de investigación, el delincuente vio como el azabache le prestaba especial atención a una atractiva mujer rubia. La bailarina se movía con gran gracia y sensualidad, razón por la cual Kakuzu comprendió que el Nara quisiera verla... Luego, ellos se estaban besando. Era un hecho, ya tenía al cebo perfecto.
La bailarina, que luego descubrió se llamaba Temari, era una huérfana que había trabajado allí desde muy niña. Era morboso, y por ello le encantaba. Además, la "profesión" que ejercía le daba la excusa perfecta para poder raptarla sin tener que ensuciarse en el proceso. Simplemente llamó al teléfono del establecimiento y pidió por una "velada candente" con la mujer de cabellos rubios y orbes aguamarina. Era simplemente perfecto, un plan a prueba de idiotas.
O eso creía él.
Una vez la "invitada" llegó a su cuartel general, ni siquiera tuvo tiempo de dar aviso de su captura. No supo en qué momento la situación se volvió en su contra, pero pudo sentir el frío del metal rasgándole las entrañas.
─Maldita... perra... ─murmuró cubriendo su herida con la palma de su mano, sintiendo como su propia sangre se le escapaba por entre los dedos. Hasta ese preciso momento todavía no se había dado cuenta de que su sangre no era lo único que se le escapaba.
─Cállate, viejo desgraciado ─replicó la fémina, lanzando un escupitajo el cual pasó muy cerca de la mejilla izquierda ajena. Eso hizo rabiar a Kakuzu, quien parecía que en cualquier instante comenzaría a echar espuma por la boca.
Iba a decirle algo, a agredirla con palabras, pero el sonido que hace una pistola cuando se le retira el seguro lo enmudeció. Tragó duro al levantar la vista y ver que tenía la boca de un arma justo sobre su frente. Por detrás, los ojos fríos y oscuros de Shikamaru lo miraban con asco.
─Normalmente solo te retendría hasta que la policía venga a buscarte y luego cobrar la recompensa que dan por tu captura viva ─dijo con tranquilidad, tomando una pausa para poder bostezar a gusto─. Pero intentaste meterte con Temari, y eso no es algo que pueda dejar pasar... Por cierto, la próxima vez asegúrate de que quien intentes secuestrar sea realmente una bailarina exótica y no una agente encubierta.
Y tras eso, le voló la tapa de los sesos con un disparo más que certero. El lugar se llenó de la sangre de ese, si se lo puede llamar, hombre. El olor a hierro no tardó en impregnarles las fosas nasales.
─¿Alguna vez te dije lo sexy que te ves cuando matas criminales? ─la voz de Temari salió cargada de ese tono sensual que tanto enloquecía al menor, y que ella bien sabía aprovechar.
─No empieces Temari, no es momento ─le respondió, intentando mantener la compostura, aunque se le podía notar lo nervioso que estaba. Como prueba de esto, solo bastó que la rubia apoyara una de sus manos en el hombro de él para hacerlo saltar del asombro.
─¿Así que no es momento? Pero si fuiste tú quien acaba de asesinar a un sujeto solo por mí... Eso fue muy dulce de tu parte ─siguió ella, y él la dejó hacer. Bien sabía que era imposible detener a Temari cuando se empecinaba en fastidiarlo. Además, no podía recriminarle, pues ella estaba en lo cierto: mataría a cualquiera que intentara hacerle algo al amor de su vida.
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Writetober ─ Shikatema
FanfictionUna serie de one-shots basados en la pareja de Shikamaru Nara y Sabaku No Temari. La lista que voy a usar es la de @EnkWithMigraine, les dejo el link de su Twitter https://twitter.com/EnkWithMigraine?s=09