|6| Una rosa, un guerrero y un dragón.

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Los días empezaban a pasar en Tikal. Rhaenys pasaba casi todo el día junto a su esposo William o también le gustaba conocer a la gente del reino y pasaba bastante tiempo con ellos, por las noches eran todas igual, hacían el amor por así decirlo, al acabar hablaban sobre lo que deseaban y dormían abrazados. 

Lo que Rhaenys nunca pensó fue enamorarse, se había enamorado de su esposo el lord William Burgess y el, el joven rosa guerrero se había enamorado de su segunda esposa. Ambos demostraban su amor constantemente y el pueblo los admiraban y le tenían cariño. 

Era un día bastante común y ambos esposos caminaron por los jardines del palacio como lo hacían todas las mañanas y tardes antes de la cena, era su rutina y a ambos le gustaba. 

-Mi dulce esposa, temo decirle que tendré que dejarla para que siga con el sendero.- hablo William y tomo las manos de su esposa. 

-¿De que hablas mi bella rosa?- pregunto Rhaenys mientras acariciaba la mejilla de este. 

-Hay una reunión, son algunos problemas con los Dothraki que tenemos que solucionar.- 

-¿Dothraki? Mi bella rosa ¿Sabe algo sobre mi tía Daenerys?- pregunto preocupada Rhaenys por su tía. 

-Si, tu tía le dará un hijo a Khal Drogo, algunos Dothraki están algos hiperactivos por así decirlo.- le comentó mientras ocultaba el tema de que Khal Drogo pretendía viajar hacía Westeros por el trono de hierro.

-Espero que puedas solucionarlo mi bella rosa.

-Te prometo que no tardaré mi dulce esposa, ya deseo pasaría contigo en los jardines por la tarde.- dijo y beso los labios de Rhaenys. Luego de aquella escena de amor, la Targaryen continuo caminando por el lugar hasta que alguien tomo su brazo y la arrastro a un escondite. Rhaenys iba a hablar hasta que descubrió que era Mary. 

-¡Mary!- exclamo feliz Rhaenys al ver aquella mujer. 

-Majestad, me alegro de verla luego de tanto tiempo. Lamentamos mucho no poder contactarnos antes pero le prometo que estábamos haciendo todo lo posible para sacarla de aquí.- hablo Mary. 

-Aquello no importa, no necesito que me saquen de aquí. Bill y yo somos felices y ambos iremos juntos por lo que me pertenece.- prometió Rhaenys.

-¿Que? Pero majestad, el no es bueno.- dijo preocupada Mary y Rhaenys miró hacía todos los lados.

-Mañana hablemos más tranquilas ¿Okey Mary?- pregunto la Targaryen al ver unos guardias. 

-Claro majestad, ¿Aquí mismo?

-No, entra por la puerta principal, yo me encargo del resto.- dijo, Mary hizo una reverencia antes de que ambas se alejaran. Rhaenys entró al palacio pero se comenzó a sentir algo mal y con cuidado se sentó en una de las escaleras del lugar. 

-¡Mi lady!- exclamo una de las doncellas y se acercó corriendo, unos guardias también llegaron y la tomaron en brazos a la peli-plateada para llevarla a su dormitorio mientras que otros iban por el maestre.

Pero cuando Rhaenys ya había llegado a su cuarto con ayuda de los guardias ya se encontraba mejor pero aquello no sirvió de mucho ya que el maestre igual ingreso con una doncella que era la que le ayudaba con lo necesario. Solo estaban ellos tres y la doncella se encontraba revisando a la Targaryen, pero lo que le incomodo a Rhaenys fue que tocara su pecho y lo apretara levemente. 

-Ey, no puedes hacer eso.- le dijo Rhaenys al sacar la mano de la doncella. 

-Mi lady, usted no a sangrado. Los dioses han sido buenos con usted y le va a dar un heredero al lord.- dijo la doncella y agarro la mano de Rhaenys para ponerla sobre el vientre que estaba ligeramente abultado. 

𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora