|4| Eres un dragón y ellos son los corderos.

1.4K 137 3
                                    

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Rhaenys había logrado obtener el cariño de todos, la veían como una más y como una líder. Una de las primeras "reglas" de la Targaryen fue que ellos eligieran seguirle porque querían, no por algún juramento y así fue, todos se habían tomado el tiempo para encariñarse con la chica que al cabo del día ya la querían como a su reina. 

-Majestad, majestad.- exclamaba una niña de tan solo seis años que corría hacía su reina. Rhaenys se hinco con una sonrisa al ver a la niña. 

-¿Si Lana?- pregunto la peli-plateado. 

-Usted todavía no tiene una corona, pero nostras quisimos hacerle una.- dijo la niña con una sonrisa y miro a sus espaldas como otras niñas se acercaba y una niña rubia llevaba una corona de rosas rojas. 

-Mary nos dijo que el color de su casa era el rojo y negro, no habían rosas negras así que son solo rojas.- dijo otra niña mientras Rhaenys inclinaba su cabeza y la rubia dejo la corona sobre los finos cabellos plateados. 

-Es muy hermosa, la atesorare por siempre.- le dijo Rhaenys con una sonrisa. 

Al acabar con aquello, Rhaenys acompaño a Louis y a otros hombres y mujeres que se encargaban de cazar pero aquellas personas no estaban seguras de que su reina los acompañe en algo tan peligroso. 

-Mi reina, permitame decirle que puede ser peligroso.- hablo Louis. 

-No puedo dejar ir a mis hombres y mujeres algo tan peligroso sin mi. Ustedes juraron protegerme y yo a ustedes, se defenderme y se cazar. Cuando los conocí les dije que sería la reina diferente con el reino diferente.- hablo Rhaenys con manera segura y luego de aquello se metió al bosque con sus hombres logrando cazar algunos animales grandes para el almuerzo y cena. 

Ya al caer la noche. Y como todas las anteriores se hizo una gran fogata para que el fuego calentara a todos. Rhaenys se encontraba sentada observando las llamas cuando Louis se sentó a su lado.

-Estuvo muy bien este día majestad.- dijo Louis y Rhaenys lo miró. 

-Ya te eh dicho que me puedes llamar por mi nombre, Lou.- le dijo con cariño. 

-Lo siento majes... Rhaenys.- le dijo y la peli-plateado sonrió.- Es genial ¿No? El fuego.- 

-Lo es.- murmuro la Targaryen, estaba fascinada con aquel fuego, lentamente extendió su mano para tocar la llama sintió en cosquilleo al tocar aquello, pero fue rápidamente ya que Louis sacó la mano de la joven de ahí. 

Louis miro su mano que estaba algo quemada para luego observar la de su reina que estaba normal. 

-¿Pero como?- pregunto Louis sorprendido. 

-No lo se, pero fuego y sangre ¿Recuerdas?- dijo no tan segura de ello. No era normal meter una mano al fuego y sin salir con ninguna quemadura. El resto del la noche, Rhaenys lo disfruto con su pequeño reino, eran pocos pero le tenía cariños a todos. Ahí todos eran hermanos y hermanas, siempre se apoyaban entre todos. 

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Rhaenys disfrutaba pasar el tiempo con su pueblo. Todos ahí la consideraban su reina y ella los guiaba, los ayudaba y los protegía. Siempre ayudaba en la caza, a sanar a los enfermos y heridos, disfrutaba pasar el tiempo con las niñas y niños, muy pocas veces había consejos con los representantes de las familias en donde hablaban lo que iban a hacer, necesitaban sumarse el número. 

-Debe verse, se ve hermosa.- la alago Isabella, una de las niñas de la aldea. Rhaenys vio su reflejo en la pequeña laguna, era cierto que Rhaenys era una joven dragona bastante hermosa. Sus delicados y finos cabellos plata se encontraban en unas trenzas que le hicieron las niños, sus ojos violetas que brillaban con la luz del sol, su piel blanca como la nieve y unos labios grandes, gruesos y rosados. La Targaryen era perfecta. 

𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora