𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄

|17| Una batalla no nos hace ganadores de una guerra.

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La batalla había acabado pero no los hacía todavía los ganadores, no se sabía cuanto faltaba para la gran batalla y el final de la guerra pero iban a continuar juntos y pelear junto. Había peleado valientemente y con el corazón pero faltaba menos para el final, y lo bueno de todo es que habían ganado aquella batalla . 

Se encontraban celebrando aquella victoria en la cabaña principal, en la gran cabaña en donde vivía el rey Ulmer de los vikingos. La Targaryen se preguntaban que si se iba a ser una gran fiesta cundo llegara al trono de hierro y recuperara todo lo que se le fue robado a ella y a su familia, sabían que no todos iban a estar feliz con su reinado pero nunca todos van a estar felices ante de que Rhaenys mostrara lo que era capaz y que les mostrara a su reino en Westeros que ella no es la mala en la historia, ella no estaba loca, no era una usurpadora, ni una bastarda y mucho menos quería expandir el mal en su reino, ella quería el bien y quería que las injusticias fueran pagadas con justicia.

En aquella gran sala se encontraban varios de los guerreros de diferentes lugares celebrando, la música, risas y algunos que otros gritos de felicidad se oían por todo el lugar. Rhaenys se encontraba junto a Lagertha, Mary y algunas que otras mujeres y hombres que habían peleado, una de las cosas que le gustaba a la Targaryen sobre los vikingos, era el hecho que no importaba si eres un hombre o una mujer en la lucha, si podías protegerte y proteger a tus hermanos y hermanas estaba bien, ¿Para que desperdiciar aquella fuerza y valentía en estar cocinando, limpiando o criando niños? Aquella pregunta se encontraba en la cabeza de la Targaryen, ella en su reino iba a permitir que las mujeres podían hacer todo lo que un hombre podía hacerlo y ella era un gran ejemplo, era tan solo una chica y tiene un reino, gente que le es fiel, ayuda a los otros, tiene un hijo y ella está ahí en la lucha. 

-Vamos reina Rhaenys de la casa Targaryen, debe estar celebrando.- exclamo Ulmer ya pasado de copas y alzando otra. Rhaenys sabía que Ulmer estaba algo mal de la cabeza, hacía cosas horribles pero sabía que su abuelo, el rey loco había hecho cosas peores por su locura.- ¡Hemos ganado!

-¡Si!- gritaron los hombres y mujeres felices y también pasados de copas. Rhaenys se levantó de su puesto para que le vieran mejor. 

-Si hemos ganado y los felicitos a todos por pelear valientemente. Pero una batalla no nos hace ganadores de una guerra. Nosotros estamos aquí para liberar a los vikingos de la tiranía de los telmarinos pero ellos siguen allá afuera con vida y parte de sus tierras. Hasta que los telmarinos estén fuera de estas tierras no hemos ganado y todavía falta algunas batallas para el fin de esta guerra.- hablo Rhaenys con voz firme y Ulmer se lleno su copa nuevamente. La Targaryen le había gustado bastante el vino que hacían los vikingos, era una delicia y aquello provocaba que tuvieras más ganas de beberlo pero le alegraba el tema de que a ella no le agradaba mucho. La primera vez que había bebido vino fue en Pentos ya que Viserys la había obligado pero antes nunca lo había hecho y ni su madre lo hacía. 

-La agradecemos reina Rhaenys por sus hermosas palabras pero es lo que nosotros hacemos, no se como lo hacen de donde viene pero aquí bebemos y estamos en una ¡Celebración!- exclamo Ulmer y casi se cae por las pequeñas escaleras pero sus cinco lo sujetaron.- ¡Suéltenme, yo puedo solo!- les grito mientras se sujetaba de la mesa y la sala se quedaba en silencio, Rhaenys decidió sentarse nuevamente.- ¡Yo puedo solo! ¡SOY SU REY!- los cinco le hicieron una reverencia y se apartaron de su rey.- ¡Y ustedes que me ven! ¡LA MUSICA! ¡Y LAS ESCLAVAS!

Al cabo de aquellas palabras volvió la música y de unas grandes puertas aparecieron varias mujeres de diferentes edades y aspectos, eran esclavas que habían tomados en algunas aldeas telmarinos o hijas de otros esclavos.