|21| Sueña, pero no te duermas.

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Es cierto que Walder Frey no mostraba interés por su hijo pero por los que daba una pizca de importancia era a los dos mayores que se encargaban de algunas cosas pero nunca de ocupar su lugar, o no hasta que el muera.  A Walder Frey y a Roose Bolton les fue muy curioso que alguien de Essos quisiera los cuerpo de los Stark pero para que le dieran dinero a cambio, les interesaba y estaban molesto a recibir aquel cuervo. 

-Primero la carta y ahora esto ¿¡Quien demonios es!?- exclamo furioso al ver la cara de uno de sus tantos hijos y la noche de que el norte no es el único que no olvida. 

 -A Robb Stark varias veces le llego información de muy buena ayuda sobre los Lannister y sus planes.- le comentó Roose Bolton luego de leer la nota. 

-¡A los putos Lannister! ¿Pero como supieron nuestro plan?- le hablo molestó Walder Frey, sabía que había algún traidor en sus torres pero quien sería. 

-Eso ya no importa, el lobo está muerto al igual que su familia.- le hablo Roose Bolton con una sonrisa maliciosa. Pero igual la información fue llevada hasta King's Landing avisando que había un traidor en sus tropas que le informaba a Robb Stark pero como en los Gemelos había una pregunta, ¿Quién era el traidor?

Aquellas respuestas no la iban a conseguir nunca y la persona involucrada en todo aquello era alguien que ni siquiera Varys sabía en donde se encontraba gracias a Loki. 

Cuando todos llegaron a Tikal fueron recibidos bastante bien aunque era algo extraño al ver a vikingos que eran altos, robustos, con hachas y grandes escudos.

-Majestad, bienvenida a casa.- le saludo Eimon con una reverencia al igual que el resto de la servidumbre pero Rhaenys lo saludo con bastante aprecio, pero ella solo quería ver a una persona en todos ellos, era a su Jon.

-El no está aquí majestad.- le comentó una de las doncellas.

-¿En donde se encuentra?- les pregunto Rhaenys. 

-Le asignamos una habitación por si solo majestad, déjeme mostrarle el camino.- le hablo Eimon pero antes Rhaenys miro a sus acompañantes que eran los de parte de su consejo. 

-Muéstrenle su habitación para que se puedan dar un baño antes del banquete de bienvenida.- les dijo Rhaenys a las doncellas y algunas de ellas le mostraban el camino.

-¿Como estuvo el viaje majestad?- le pregunto Eimon.

-Ocurrieron algún par de cosas en el transcurso pero hemos con más hombres.- le comentó Rhaenys.

-Me alegro que este sana y salva, el pequeño príncipe va a estar muy contento de verla.- le comentó y Rhaenys sonrió. Ambos siguieron caminando por los pasillos de Tikal, en el castillo hacía bastante calor a diferencia de en la aldea vikinga que hacía bastante frio aunque no era tanto como en Winterfell.

Llegaron a una puerta que se encontraba al lado de la que antes ocupaba Rhaenys junto a William, la puerta era de un color blanco, había algunos dibujos bien hechos que eran dragones, gigantes, guerreros y también un prado de rosas.

-El mismo príncipe Jon pidió que le hicieran aquellos dibujos.- le comentó Eimon y Rhaenys sonrió mientras pasaba se dedo por el gran dragón que estaba dibujado. Eimon miró a la Targaryen pidiendo permiso para abrir la puerta, ella al concedérselo, el rubio abrió la puerta lentamente y el corazón de Rhaenys se encogió al ver su hijo que lo había dejado con tan solo algunos meses.

 Eimon dejo sola a su reina mientras ella avanzaba con pasos lentos al niño que se encontraba jugando de espaldas. Al escuchar los pasos se dió la vuelta y Rhaenys sentía que moriría cuando vio a su Jon igualito a William con su cabello negro con rulos, su piel clara pero nunca tanto y con unos bellos ojos azules con una tonalidad algo verdes, Rhaenys no pudo evitar sonreír a ver a su pequeño luego de casi dos años y más aún cuando Jon tenía los juguetes de madera que le había hecho Bill antes de enfermarse. El pequeño Jon era igualito a su Bill.

𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora