𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄

|23| La libertad se aprende ejerciéndola.

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❝La libertad está en ser dueños de nuestras propias vidas❞ Aquella frase era muy significativa y importante para Rhaenys, de ella había aprendido bastante y todos gracias a su madre que siempre se la repetía. 

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-¿Que piensas lograr hacer si no eres libre?- pregunto Naerys a su hija que se encontraba sobre una roca practicando su equilibrio.

-Nadie es libre, todos estamos a merced de los dioses.-  hablo la pequeña Rhaenys. 

-¿Y quien a visto a los dioses para hablar por ellos?- pregunto y Rhaenys abrió sus ojos para ver a su madre.

-¿No crees en los dioses, madre?- pregunto la pequeña. 

-Solo dijo que no debemos dar nuestra libertad ni nuestra vida por personas o cosas que no sabes si existen. Esta bien si crees en algunos de los tantos dioses que existen pero ¿Por qué dar todo de ti por algo que no sabes si haría lo mismo por ti?- pregunto.

-¿Yo soy libre?- pregunto Rhaenys. 

-Si, y nunca dejes que te corten aquellas grandes alas, mi mágico y hermoso dragón.- dijo Naerys y ambas mujeres sonrieron.

-Jon dice que en algunos lugares las personas no son libres.- 

-Hay personas que se creen superiores solo por tener títulos, tierras, dinero y creen que pueden adueñarse de la vida de otros. Pero tu mi pequeña dragona, estoy segura que puedes ayudarlos para que recuperan su libertad.- hablo Naerys mientras Rhaenys hacía un movimiento rápido con la espada, la alzaba, mantenía su equilibrio y sonrió orgullosa por aquello.

-¿Ayudarlos a recuperarla? ¿Por qué no dársela?- pregunto la Rhaenys de seis años.

-La libertad no se compra ni se vende. Y nadie es dueño de la libertad de otros, ni tu mi dragona, no eres dueña y nunca serás la dueña de una libertad y vida, así que solo puedes ayudar a las personas a recuperar su libertad.- hablo Naerys y Rhaenys sonrió. 

-Le diré a Jon que antes de unirnos a la guardia nocturna iremos a ayudar aquellas personas para que recuperen su libertad.- hablo con firmeza la pequeña Targaryen y su madre sonrió con orgullo.

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Su madre siempre la educó para ser lo mejor en el mundo, no solo para ser la gran reina que debe ser, sino para ayudar a todos los que no pueden hacerlo por si solos. De alguna manera Rhaenys estaba feliz de no haber crecido en un castillo ya que si fuera así, era lo más posible que no dejarían que ocupara alguna arma y de no tener aquellas fantásticas clases de cualquier cosa mientras al mismo tiempo practicaba con sus armas, en si, era la mejor manera de aprender algo. 

Desde que tenía tan solo seis años se había prometido a si misma que iría a ayudar a liberar aquellos esclavos y aquello lo haría, no importaba si su mejor amigo no estaba con ella y no estaba enojada con el por eso, pero ella ahora era mayor y tenía a más amigo para cumplir aquello promesa. 

Y cuando la noche cayó y luego que llegara la información necesaria de adentro del castillo, Rhaenys comenzó su jugada para ayudar a que recuperen su libertad, tal como se lo había enseñado su madre hace años atras. Mientras ella esperaba juntos a algunos de su ejercito, entre los bosques. Charles, Rocky y 50 hombres entraban al castillo por las cavernas submarinas.