Historias sobre algunos personajes de Harry Potter.
Todos los personajes a excepción de la/s protagonista le pertenecen a J.K Rowling.
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1 en #hermionegranger | 19/08/24
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Había bromas que eran buenas, otras que eran un tanto pesadas, pero esta era demasiado perversa y difícil de sobrellevar.
George Weasley, conocido como uno de los reyes de las bromas en Hogwarts, nunca pensó que podría ser víctima de una, mucho menos que esta vendría de alguien tan cercano como su hermano Fred. Pero la sorpresa que se llevó al verlo reírse mientras tomaba un vaso de agua en su habitación lo dejó desconcertado.
—¿De qué te ríes? —preguntó inocente George mientras dejaba el vaso de agua en su mesa de noche. Ambos hermanos pelirrojos estaban solos en su habitación, ya que sus compañeros de cuarto habían decidido pasar la Navidad con sus familias.
—De nada, Georgie, ya me lo agradecerás.
George observó confundido a su hermano, pero sus dudas fueron despejadas cuando sintió un repentino golpe de calor en todo su cuerpo y una punzada en su entrepierna. Observó nuevamente el agua que había tomado, viendo cómo esta se tornaba de un color azulado; ¡Viagra!
Como pudo, ya que se sentía levemente mareado, se levantó de su cama intentando alcanzar a su hermano, pero este, entre risas, cerró la puerta en su cara.
—¡Te voy a matar, Fred!
—¡Me lo agradecerás cuando estés con Bella!
George golpeó con fuerza la puerta. Sabía que no podía salir en aquel estado hacia la sala común de los leones, pues no podría contenerse si allí veía a la castaña. Comenzó a sentirse aún más mareado y acalorado. Rápidamente se quitó su camiseta, dejando su abdomen al descubierto, e intentó hacerse viento con ella, pero no era suficiente. Se encaminó apresuradamente hasta el baño, donde, desesperado, se posicionó bajo la ducha con agua fría cayendo sobre su cuerpo. Bajó sus ahora pantalones mojados para que el agua cayera sobre su erección.
A pesar de sus intentos, esta no disminuía. Con rapidez movía su mano, aun con el agua fría golpeando su miembro, intentando bajar la erección, pero no era posible. Estaba desesperado.
Mientras George buscaba una solución a su pequeño gran problema, Bella se encontraba leyendo uno de sus libros favoritos en la sala común. Observó a Fred, quien provenía de las habitaciones de los chicos con una pícara sonrisa. Él, al verla mientras acomodaba su suéter navideño, le sonrió y se dirigió a ella.
—Mi querida cuñada, ¿cómo te encuentras?
A juzgar por el tono de voz y su sonrisa, sabía que Fred había cometido una travesura; lo conocía demasiado bien. Lo extraño era no ver a George con él.
—Estaba bien hasta que te vi. ¿Tu hermano? Me dijo que estaría por aquí luego de su siesta.
Fred rió levemente y le dio unas palmaditas en el hombro a la castaña, desconcertándola.
