Historias sobre algunos personajes de Harry Potter.
Todos los personajes a excepción de la/s protagonista le pertenecen a J.K Rowling.
_______
1 en #hermionegranger | 19/08/24
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━─━────༺ ° ༻────━─━
Época Merodeadora
Eva Brown, una de las mejores amigas de Remus Lupin y una verdadera perfección de Hufflepuff, era el objeto de la atención de Sirius Black. Desde la mesa de los leones, Sirius la observaba mientras le lanzaba besos imaginarios, provocando que la chica de pecas se riera junto a sus compañeros.
Desde hacía medio año, Sirius mantenía una relación seria con Eva. Su compromiso era tal que había rechazado a veinticinco chicas que se le habían insinuado durante ese tiempo. Remus había sido muy claro respecto a su amiga.
—Si le haces daño, no me vuelves a dirigir la palabra, Canuto —le había advertido Remus a Sirius cuando le confesó su interés por la castaña. Sirius se prometió a sí mismo que nunca le fallaría; Eva era distinta a las demás, con un toque único que lo volvía loco.
Este sería su último año en Hogwarts, y los Merodeadores estaban ansiosos por dejar la escuela. Todos, excepto Sirius, que no estaba dispuesto a separarse de su novia, incluso si solo era por un tiempo corto. Le había tomado mucho aprecio, demasiado.
—Oye, hermano, ¿cómo va todo con Eva? —preguntó James, sentado a su lado. Sirius le dedicó una sonrisa embobada.
—¿Alguna vez te has enamorado, mi querido Cornamenta? Así es como me siento ahora.
James y Peter rieron, mientras Remus lo observaba divertido con un libro en las manos.
—Nunca pensé verte tan enamorado, Sirius —comentó Lily al llegar.
Después de un largo almuerzo, el día libre del sábado ofrecía la oportunidad perfecta para pasar tiempo juntos. Sirius decidió ir a Hogsmeade con Eva para disfrutar del día. La castaña lo esperaba vestida con jeans negros ajustados, botas de cuero, una bufanda de los colores de su casa y una chaqueta de cuero que Sirius le había regalado en su cumpleaños.
Sirius le dedicó una de sus típicas sonrisas coquetas.
—¿Vamos, hermosa?
—Vamos —respondió Eva con una sonrisa.
Tomados de la mano, caminaron hacia Hogsmeade, donde pasearon, tomaron té y construyeron un muñeco de nieve. La tarde se pasó entre risas y besos, sólo ellos dos, sin nadie más.
Al llegar a la entrada de Hogwarts, Eva se detuvo en seco, y en su rostro apareció un velo de tristeza que dejó confundido al castaño. Sirius notó el cambio y se colocó frente a ella.
—¿Sucede algo, nena?
Eva posó una mano en las frías mejillas de Sirius.
—Necesito decirte algo importante —buscó acomodar sus manos en las mejillas del más alto y conectó las miradas mientras sentía las manos de su novio posarse en su cintura, teniendo así un pequeño momento de intimidad. —Cuando terminemos este año en Hogwarts, mis padres se mudarán a Alemania por motivos de trabajo, y tendré que ir con ellos, Sirius.
