15. 𝑵𝑬𝑽𝑰𝑳𝑳𝑬 𝑳𝑶𝑵𝑮𝑩𝑶𝑻𝑻𝑶𝑴

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El castaño, nervioso, miraba la casa que tenía frente a él y nuevamente apretaba con fuerza las llaves del auto que su abuela le había prestado. Sentía que su cuerpo no le respondía en absoluto: ni los pies, ni la voz, ni la respiración le funcionaban.

La casa de su novia era hermosa. Por fuera, era pequeña, de dos pisos, con una hermosa ventana circular por la cual estaba seguro de que Lily ya lo había visto. Estaba pintada de un blanco puro, y en el frente había un hermoso jardín con flores y algunas plantas de alimentos muggles como fresas y limones. El problema no era la casa, ni el jardín, ni los vecinos; el problema era el padre de la pelinegra.

Tragó en seco y suspiró, intentando mantener la tranquilidad. Era la primera vez que iba, pero también era la primera vez que se veían después de la guerra mágica. Sabía que las cosas habían estado algo tensas entre ella y su padre al enterarse de algunas cosas que él había ocultado, pero supuso que, si ella le había pedido que fuera, era porque las cosas se habían calmado.

Neville suspiró por cuarta vez y tocó el timbre de la puerta, esperando ansioso y rezando porque Lily fuera quien la abriera. Pero, para su mala suerte, fue el pelinegro padre de Lily quien abrió la puerta, fingiendo sorpresa al ver al castaño temeroso.

Señor Longbottom, qué sorpresa. —Neville luchó consigo mismo para mirar al pelinegro a los ojos. No quería seguir temiéndole, ya que de ahora en adelante su relación sería distinta.

—Es un placer verlo, profesor Snape.

—Dime Severus, por tu bien y por el mío. Lo mejor es que comencemos a llevarnos más coloquialmente. —Se notaba el desprecio en su voz; sabía que Lily había hablado con él respecto a su relación.

Los pasos de la pelinegra se escucharon apresurados hasta llegar a la puerta. Al verla, Neville suspiró disimuladamente, sintiendo cómo la tranquilidad llenaba su cuerpo.

—¡Neville! —Abrazó al castaño con felicidad. Neville le habría correspondido si no estuvieran bajo la mirada de Snape. —¿Qué haces afuera? Vamos, entra.

Con una sonrisa cariñosa, tomó la mano de su novio y entraron en la casa, pasando por alto a Snape, quien los siguió con la mirada. Este cerró la puerta y bufó, molesto.

La pelinegra rápidamente guió a Neville hasta su habitación, donde al entrar cerró la puerta y conjuró un hechizo para no ser escuchados.

—Es por precaución, no quiero que papá nos escuche. —Aclaró, sonriendo más calmadamente. Neville solo asintió y se quedó mirando su tierno rostro. —¿Sucede algo? ¿Papá te dijo algo? ¿Por qué no dejas de mirarme?.

Neville sonrió, transmitiéndole la calidez necesaria a su pareja. Posó sus manos en las mejillas de ella y, con lentitud, se inclinó para besar la punta de su nariz.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓 » 𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora