Capítulo 13 | El pueblo de Nome

498 66 5
                                    

El pueblo pesquero de Nome estaba lejos y aislado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El pueblo pesquero de Nome estaba lejos y aislado. Sin óptimas vías de acceso terrestre para ingresar, llegamos a él con una avioneta, propiedad de uno de los seguidores humanos de Drake. Solo viajamos nosotros; Kevin se quedó como guardaespaldas de Zigor y ojos del castaño. El transporte no descendió en el pequeño aeropuerto con dos pistas de aterrizaje, sino que clandestinamente a las afueras del poblado.

El conocido de Drake contrabandeaba, y sabía evitar que nos detectaran. Además, había cobrado un favor. Era capaz —como había dicho— de hacer lo necesario por colaborar en el cambio del orden mundial. Un líder inmortal no solo alteraría nuestro mundo oculto, sino que traería repercusiones en el humano. El sujeto prefería estar en el lado ganador y estar de buenas con ese ser casi indestructible.

Seguíamos siendo fugitivos, a pesar de haber perdido esa sensación durante el tiempo que permanecimos en el pueblo del profesor. Los Hijos de Diana, los cazadores y los hechiceros todavía nos buscaban. En consecuencia, debíamos ser cuidadosos con nuestros movimientos para que no nos encontraran.

No tuvimos que caminar los seis kilómetros hacia la civilización. Por fortuna, Drake le avisó con tiempo a Thomas y él le envió un par de Malditos de Aithan en motos de nieve para recogernos. Nome se mantenía cubierto por una sábana blanca la mayor parte del año y recibía poca luz solar.

A pesar de verse como un paraíso para los vampiros por el clima, las ofertas del menú no eran las más preferidas. Con sus menos de cuatro mil habitantes, tenían una cultura entrelíneas vinculada con la defensa contra seres sobrenaturales y la mayoría era familia, o se conocía. Era sencillo identificar a un extraño. Y, en medio de ese desierto de nieve, se creía que se asentó uno de los primeros grupos de cazadores.

—Por eso también es famoso por su oro —comentó Drake al notar cómo me detuve a admirar la vitrina de una tienda—. Y de interés para los cazadores por lo que eso implica.

Del otro lado del cristal, se exhibía un lobo a tamaño real de oro. Podía observar más objetos dorados ocupando los estantes del interior. Relojes, juegos de cubiertos, esculturas, lámparas, joyas, y lo que se esperaría encontrar en un local así. Un gran aviso de letras hechas con el mismo material, incrustado en el escritorio con la caja registradora, decía: Nome, la tierra de magia y oro.

¿Una ciudad tan rica para tener una tienda así, pero sin carreteras que la conecten a una autopista? —inquirí.

—Eso ayuda para el control de la población, caramelito. Este es un pueblo de cazadores corruptos y a ellos no les conviene estar tan conectados con el resto del mundo, porque implica estar más cerca de las reglas y del control.

Esa era la parte que no incluían en los libros. ¿Los cazadores, marionetas de los hechiceros, con su propio pueblo minero corrupto? La información llegaba hasta donde ser enviado a Nome era considerado un castigo. En el medio de la nada y con un clima terrible.

Doblamos para transitar el callejón junto a la tienda de oro. Oculto tras uno de los contenedores de basura, había un Maldito de Aithan sentado junto a una puerta. Se irguió al vernos y reconocí a Félix, el exmiembro de los Ypres y recién llegado del Clan del Norte cuando me infiltré con Alan. Ya su olor era distinto.

La Traidora | Trilogía Inmortal II [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora