Al principio creí estar muerta y no precisamente haber sido acogida en los prados celestiales de la diosa. Incluso me consideré tan indigna como para haber sido condenada a las llamas del mismísimo infierno. La espesa oscuridad y el calor abrumador sustentaron mi hipótesis. Los pecados cometidos en vida, especialmente el de la sangre, habían sellado mi sentencia.
Lo acepté, esperando en cualquier momento el arribo sufrimiento de la redención. El mal que cometí, a pesar de mis razones, debía ser pagado para mantener el equilibrio en el universo. Me resigné y rogué por un destino diferente para mi hijo.
El tiempo transcurrió y permanecí en presencia del vacío. No podía moverme. Unas cadenas invisibles me aprisionaban. Llegué a preguntarme si acaso el castigo era quedarme así por la eternidad.
Mi idea flaqueó cuando empecé a sentir hambre y sed. El segundo fue comprensible por el tema de la sangre, pero ninguna de mis faltas estuvo relacionada con la gula o la ambición. Entonces, ¿por qué aleccionarme de esa forma?
La cabeza empezó a dolerme y la debilidad llegó. Mis piernas apenas lograban sostenerme. La muerte no podía percibirse así de... mortal. ¿O sí?
Me dormí un par de veces, así de pie, en el fondo deseando despertar de esa pesadilla. Tal vez el té dado por Drake me había hecho caer en un sueño profundo y me encontraba alucinando. Quizá haber visto a Ian y a Paula había sido parte de una mala jugada de mi cerebro.
Ya sin noción del transcurrir del tiempo y sin poder diferenciar entre tener los párpados abiertos o no, escuché el girar de la cerradura de una puerta, seguido del roce a la misma al deslizarse contra el suelo.
—Has aguantado bastante y sin decir ni una palabra —dijo la voz de Josh—. Rinc hizo un buen trabajo contigo.
Que estuviera allí descartó mis pensamientos iniciales. No, no estaba muerta. En lugar de ello me encontraba como rehén en las manos de los Cephei, en las de Josh. Pero, ¿cómo? ¿Por qué el hechizo sobre las consecuencias de la lejanía con Drake no había hecho efecto? ¿Por qué no morí como Drake informó que sucedería si me alejaba más de cinco kilómetros de él?
—Pero es hora de que hables —añadió—. Quiero que me digas todo sobre Drake y sus movimientos, sus planes, con quién se reúne, quién lo apoya; todo.
En realidad no tenía muchos datos que darle. Drake fue cuidadoso al mantenerme apartada de sus asuntos. Lo que yo sabía era solo la punta del iceberg; de eso estaba segura. Sin embargo, comunicárselo a Josh en esos instantes no era buena idea, podía tomarlo como si simplemente no quisiera cooperar.
—Tengo hambre y sed, ¿cuánto tiempo llevo aquí?
Mi estómago crujió, enfatizando mis palabras. No comía desde la mañana del día de la pelea con Corinne, la cual se veía muy distante ya.
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La Traidora | Trilogía Inmortal II [COMPLETA]
Hombres LoboCuando Vanessa aceptó irse con él no fue para permanecer a su lado. Estuvo lista para dejarlo ir, pero él supo mover los hilos, manipulándola de la única forma en la que se le ocurrió: con su amor de madre. Drake sabe que lo odia. Lo sabe y la empuj...