Epílogo

381 66 58
                                    

Drake

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Drake

El aire volviendo a llenar mis pulmones se sintió como un choque eléctrico. La mitad superior de mi cuerpo, sin recibir órdenes, se alzó. Apoyé las manos contra el suelo para no seguir hacia adelante y estabilizarme.

Respiré de nuevo. Hondo. El aire fue abasteciendo los rincones de mi ser, sintiéndose carrasposo, como si hubiera estado seco por dentro.

Inhalé y exhalé, todavía conservando en mi mente la imagen borrosa de una mujer de cabellos largos y mirada dulce, pero desafiante.

Mis dedos se hundieron en la tierra debajo de mí. La textura fría reafirmó el hecho de que me encontraba con vida.

—Bienvenido de regreso.

Giré hacia la dirección de su voz y encontré a Zigor sentado sobre una piedra, justo como cuando lo vi por primera vez. Cubría su cuerpo con su capa negra y sus ojos brillaban con esa luz dorada salida de la pesadilla de cualquiera.

—¿Morí? —pregunté, temeroso por la respuesta, pero necesitándola. Si no fue así, debí estar a punto de hacerlo, porque sin dudas la sensación debía ser similar.

—Sí. —Se puso de pie y vino hacia mí—. Kevin te apuñaló en el corazón mientras estabas inconsciente.

—¿Kevin?

—Sí. —Se agachó y señaló mi pecho descubierto para que lo examinara. Había una larga línea oscura en el sitio de mi corazón—. Tu amada te abandonó para que cayeras en manos de los cazadores y Kevin llegó poco después para matarte. Nunca fueron leales a ti, Drake, solo planeaban el momento indicado para acabar contigo.

Posé los ojos en mi regazo. La pena que sentí no fue tanto por la traición, sino porque Vanessa, a pesar de mis intentos y de estar haciendo todo eso por ella, me mintió y solo esperó tener la oportunidad perfecta para dejarme.

—Te dije que hacerla leer tu ridículo diario, no la haría querer quedarse contigo. Ella no entiende lo que quieres hacer, ni está dispuesta a darlo todo por ti, como tú sí lo estás por ella.

—¿Dónde estamos? —cuestioné, indispuesto a escucharlo recalcar que todo ese tiempo tuvo razón. Lo mejor hubiera sido mantener a Vanessa al margen. Sin embargo, ¿cuál sería el sentido de todo si no era poder tenerla algún día a mi lado?

—Mi magia solo me dejó enviarnos al bosque a las afueras del museo de los Pólux. Tuve que moverme rápido para llegar del pueblo hasta acá, sacarnos y guardar energía para revivirte.

Toqué la herida dejada por Kevin. Él había hecho el daño físico, pero Vanessa fue en realidad quien asesinó mi corazón. Dolía pensar en su imagen dejándome la espalda mientras yo yacía tirado en el suelo. Mientras yo, en cambio, pude simplemente haberla dejado para ser atacada por los drones, como a los demás. Pero no pude, porque la seguía amando. No había sido igual a cuando permití que los Cephei se la llevaran, porque mi propósito fue que entendiera por qué debíamos causar un cambio en el sistema. Esperaba que ver a Ethan lo lograra.

—Está bien. Ya debería poder levantarme, ¿cierto?

—Claro.

Lo hice con precaución, por si mi cuerpo me fallaba. Por suerte no fue así.

Volví a dar profundas bocanadas de aire, mientras observaba mi alrededor y maquinaba cuál podía ser mi próximo paso. Seguramente Clovis y el profesor ya habían caído en las manos de los cazadores, así que no podía contar con ellos. Ni Nome, ni el pueblo, ni la isla los Pólux serían un lugar seguro. Y Zigor no estaba en su condición plena, por lo que era mejor mantener un perfil bajo.

—¿Y Arsen?

—Está cerca de su objetivo. Solo está organizando todo para empezar.

—Tendremos que ir con él. Es la única forma de salir por un tiempo del radar —concluí—. Ya sin nuestra espía en los Cephei, será difícil anticiparnos a sus pasos.

Zigor en vez de replicar se transformó en búho, al parecer su criatura favorita, ya que era la que solía elegir. Dio un par de vueltas en lo alto sobre mi cabeza, como buscando orientarse, y luego descendió un poco para indicarme el camino.

Avancé detrás de él, decidiendo permanecer un poco más en mi forma completamente humana mientras mi cuerpo se recuperaba de haber estado... muerto.

Ese bosque me recordó al que estaba en territorio Cephei, el mismo en el que corrí en mi niñez y el que fue testigo de varios de mis encuentros con Vanessa. No podía entender cómo había sido capaz de engañarme de esa manera. Sí, sabía que no estaba del todo convencida, y que debía tener un conflicto interno con tu moralidad, pero luego de hacer el amor de aquella forma, la esperanza de que por fin escogiera por completo lo nuestro se profundizó.

No obstante, me vio la cara de estúpido y se aprovechó del poder que tenía sobre mí. Me ganó como toda una profesional en mi propio juego. Se escapó de mi agarre sin que me diera cuenta. Y, cuando volviera a tener las manos sobre ella, sabía que no podía ser igual de gentil. Ya con la situación más complicada, no había cabida para las distracciones, porque fallar ahora sería morir en serio. Convertirme en inmortal era la única opción para sobrevivir, salir de las garras de Zigor, y lograr el cambio que quería.

No dejaría que nadie me detuviera. Ni siquiera Vanessa.

 Ni siquiera Vanessa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Traidora | Trilogía Inmortal II [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora