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Tras unos días sin hablar con Shawn porque perdí su número, me siento cada vez más triste, era el único contacto que teníamos, ahora, no hay manera de que hable con él de nuevo. Creo que después de todo, tendré que olvidarme de él. La noticia de la muerte de Anthony Allard llegó rápidamente a nuestros oídos, ahora es Alexey quien está a cargo de sus negocios. Ahora más que nunca, debemos tener mucho cuidado, sin duda alguna, buscará vengarse pues sabe quién fue el que mató a su padre, es otro motivo más para odiarnos. 

Hoy tenemos que ir a recibir un cargamento, salimos en un auto, tras la camioneta donde van los hombres de mi padre. Tan pronto se abre la puerta, veo una figura bastante conocida en la acera de en frente, pero no puede ser, no puede estar aquí. 

—Detente —le digo a Chad. 

Bajo del auto y me acerco, no estaba equivocada, Shawn está frente a mi casa, ¿pero qué hace aquí? si supiera el peligro que está corriendo, tengo que decirle que se vaya. 

—Shawn —digo mientras me acerco a él.

Al verme se acerca y me envuelve en sus brazos. 

—Pensé que te había sucedido algo malo, no respondiste a ninguno de mis mensajes desde hace días, tenía que venir a buscarte y saber que estás bien —me dice. 

—Perdí mi celular y Chad también, no tenía manera de comunicarme contigo. Pero no puedes estar aquí, Shawn, nuestros enemigos están cerca y temo que te hagan daño. 

—Pero necesito aclarar algunas cosas contigo. 

—Ahora no es el momento, debemos ir a encargarnos de asuntos de mi padre. 

—Pues yo voy con ustedes. 

—Pero esto es demasiado peligroso, no me perdonaría que te pase algo malo por mi culpa. 

—Déjame acompañarte, por favor. 

Su tono de súplica me hace ceder, aunque sé que probablemente estaré cometiendo una gran locura. Le indico que suba al auto, subo yo también y Chad arranca en seguida. Saluda a Shawn, pero por la mirada que me dirige, sé que no le parece buena idea que esté aquí con nosotros. Me encojo de hombros para decirle que sé que no lo es, pero ya está aquí y es mejor tenerlo cerca, pues Alexey puede saber que tiene algo que ver conmigo y usarlo para hacerme daño. 

Conducimos por la ciudad durante más de una hora hasta que llegamos al lugar indicado. Los hombres de mi padre ya se encuentran en todo el lugar, descargando la mercancía, observo a Shawn que mira sorprendido todo el lugar. 

—Por favor quédate aquí —le digo— no te muevas, esta es una situación realmente peligrosa. 

Él asiente y me mira mientras bajo del auto junto a mi hermano. Tenerlo aquí me pone nerviosa, me angustia que Alexey aparezca con sus hombres y le hagan algo. En estos momentos, él debería estar en su casa, muy lejos de aquí, a salvo del peligro que mi familia y yo corremos día a día, pero decidió venir a buscarme, solo espero que no le cueste caro. 

Supervisamos la descarga de la mercancía y damos vueltas por el lugar con el arma en la mano, verificando que nadie desconocido esté cerca y que los hombres de mi padre hagan bien el trabajo. Procuro no alejarme demasiado, pues debo vigilar a Shawn. 

—¿Qué se supone que hace él aquí? —pregunta Chad, me giro para mirarlo y responderle. 

—Lo mismo me pregunto, me dijo que pensaba que me había pasado algo porque no volví a responder sus mensajes, y vino a ver si estaba bien. 

—Pues lo hizo en muy mal momento, ahora es cuando estamos corriendo más peligro con Alexey queriendo vengarse. 

—Cuando terminemos este trabajo, le diré que regrese a su país, que se vaya lejos, hasta que no hayamos solucionado este asunto con Alexey, es mejor que ponga kilómetros entre nosotros. 

—Mira. 

Chad señala el auto en el que llegamos, está arrancando y se va, no puede ser, ¿Qué demonios está pasando aquí? De inmediato, corremos y subimos a la camioneta en la que llegaron los muchachos, arrancamos y seguimos al otro auto. Un hombre asoma por la ventana y nos dispara, sin duda alguna es Alexey, se está llevando a Shawn. Los seguimos, bajo el vidrio de la ventana y disparo, tratando de impactar las ruedas, pero no lo logro. Aceleran mucho más y se mezclan entre el tráfico de la ciudad, pero no los pierdo de vista y le indico a mi hermano por dónde seguirlos. Entramos a una zona industrial y lo único que veo es al auto entrar en uno de los edificios. Siento el peso del mundo caer sobre mí, solo Dios sabe lo que le harán a Shawn, tengo que entrar y sacarlo de ahí cuanto antes. Hago ademán de bajar del auto, pero Chad me detiene. 

—Esther, por favor, no podemos ser imprudentes —dice—vamos a terminar el trabajo que nos encargó papá, más tarde vendremos con todos los hombres y lo rescataremos. 

Arranca el auto y yo no soy capaz de decir nada, me parece increíble que haya pasado esto, tengo que rescatar a Shawn y decirle que no vuelva a buscarme, que no regrese al país nunca y se olvide de que existo. Por mi culpa le pueden pasar cosas terribles, tengo que alejarlo de mí para siempre y ponerlo a salvo. 

Regresamos al lugar donde ya han descargado toda la mercancía. Hay que distribuirla por ciertas partes de la ciudad, pero no será ahora, en este momento me interesa rescatar a Shawn y nada más que eso, me enfrentaré a quien tenga que enfrentarme, voy a devolverlo sano y salvo al lugar al que pertenece. Mi celular suena en el bolsillo, lo busco hasta encontrarlo y lo saco, es un mensaje de un número desconocido. 

«Por medio de tu cantante, me voy a cobrar todas las que tú y tu familia me han hecho. Voy a enviarlo directo al infierno y no podrás hacer nada para evitarlo. AA.»

Ya sé de quién son esas palabras, pero para hacer lo que dice, tendrá que pasar sobre mi cadáver, yo metí a Shawn en esto y yo lo voy a sacar, cueste lo que cueste. 

Síndrome de Estocolmo || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora