Hoy salí de compras con mi madre, tengo muy poca ropa para este clima y ella cree conveniente que compre más. Mientras recorro la tienda buscando algo que me guste, pues la mayoría son vestidos con estampados florales y telas de colores demasiado vivos, escucho mi celular sonar. Desde que llegué, he estado haciendo los trámites para ingresar a la universidad, presenté un examen y una entrevista, pero no sé si quedé o no. Efectivamente, la llamada es de la universidad, me informan que fui admitida y yo no puedo estar más feliz. Mi madre se acerca con unos shorts en su mano y me mira como preguntándome qué ocurre, le agradezco a quien me llamó y cuelgo.
—Era de la universidad —informo.
—¿Y qué te dijeron? —pregunta ella.
—Me admitieron —digo sin poder disimular mi emoción.
—Muchas felicidades, hija —dice y me abraza con fuerza— sabía que te admitirían, estoy muy orgullosa de ti.
Recorremos el centro comercial comprando mucha ropa, hasta que, finalmente salimos con muchas bolsas llenas en las manos. Las subimos en la parte de atrás del auto y regresamos a casa. Chad está con Shawn, en el patio, junto a la piscina, haciendo un asado. Antes de hablar con ellos y contarles la noticia, subo a la habitación a dejar allí las compras. Cuando bajo, los encuentro sentados en las sillas de playa que hay alrededor de la piscina, están mojados y jugando con un balón de fútlbol. Me acerco y los saludo.
—Hola chicos —digo— adivinen qué.
—¿Qué? —preguntan a coro.
—Me admitieron en la universidad.
De inmediato se ponen de pie para abrazarme y me felicitan, Chad me abraza, me levanta un poco del suelo y me lanza entre la piscina. Lo ha hecho varias veces desde que llegamos, pero ya no me molesta. Me río y salgo del agua, solo para empujarlo también a él. Cuando aparece mi madre, estamos todos entre la piscina riéndonos. Durante el tiempo que hemos vivido con ella, ha demostrado querer recuperar algo del tiempo perdido, ha sido buena con nosotros y eso me hace darme cuenta de la gran falta que me ha hecho durante toda mi vida. Sin más, se lanza a la piscina, como si fuera una joven como nosotros. A pesar de que se ve tan elegante y distinguida, como persona es muy sencilla y alegre. Uno de los empleados nos trae una jarra de limonada fría, salimos de la piscina y nos sentamos en las sillas que hay alrededor.
—¿Cuándo piensan contarme cómo se conocieron? —pregunta mi madre mientras revuelve su limonada.
Shawn y yo nos miramos, pensando en cómo contarle esa loca historia, y yo decido responder:
—No nos lo vas a creer, pero yo lo secuestré.
—No estarás hablando en serio —dice ella mirándome incrédula— esto tiene que ser una broma.
—Es totalmente cierto, mamá —interviene Chad— yo sé que fue una forma muy poco convencional de encontrar el amor, pero ya ves.
—¿Cómo fue eso? —pregunta de nuevo ella y nos mira con auténtica curiosidad.
—Entramos a su hotel, lo sedamos, lo metimos entre una caja de madera y lo llevamos en una camioneta hacia una cabaña en medio de la nada. Allá estuvimos casi un mes, pero parecía mejor unas vacaciones, porque ni siquiera lo tenía atado. Papá cobró un rescate, como no pagaron todo el dinero, pensaba matarlo, pero yo lo ayudé a escapar —resumo lo mejor que puedo la historia, recordando cada detalle de ella y cómo me fui enamorando de él, tan profunda y sinceramente.
Ella sigue mirándome como si siguiera sin creerlo, yo sé que todo el que escuche nuestra historia, se sentiría muy sorprendido, pues parece increíble que algo así pueda suceder. Observo a Shawn mientras da un sorbo a su limonada, el cabello mojado cae sobre su frente y las gotas de agua corren por su espalda y su pecho. Leo el tatuaje del nombre de su hermana, aún no he conocido a su familia, aunque no imagino la historia que tendremos que inventar cuando pregunten cómo nos conocimos, si les decimos la verdad, no estarían de acuerdo jamás.
Nunca había creído mucho en el destino, pero podría ser posible que se me haya ocurrido esa loca idea de secuestrarlo porque debíamos conocernos. Cuando pienso en el pasado, me invade un poco la nostalgia y recuerdo la vida que dejé atrás. Crecí entre criminales, aprendiendo a usar un arma desde que era una niña, creyendo que ese mundo era el único al que podría pertenecer. Ahora, se ha abierto ante mí un universo de posibilidades, no había elegido hacer parte de eso, pero lo que soy ahora y a lo que pienso dedicar mi vida de ahora en adelante, sí fue mi elección.
Me acerco a Shawn, mirando fijamente sus labios rosados y lo beso, de una manera suave, pero llena de sentimiento, sin creer todavía en que alguien tan maravilloso pueda ser real. No sé qué nos espere más adelante, solo que haré lo que esté en mis manos para poder seguir estando a su lado.
FIN
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Se acabó, me siento feliz porque me gustó mucho escribirla, pero a la vez me siento triste porque ya se terminó. Quería agradecerles a quienes leyeron esta hermosa historia, por leerla, por sus votos y por sus comentarios, me hace muy feliz saber que les gusta lo que escribo. Les envío un abrazo enorme y mil gracias.
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Síndrome de Estocolmo || Shawn Mendes
Fanfiction«Famoso cantante desaparecido.» Decían los periódicos, proclamaban los noticieros, informaba la radio. El mundo entero se preguntaba ¿Donde está Shawn Mendes? Solo Esther Hunter y su familia saben la respuesta. Fanfic de Shawn Mendes. Gracias por l...