21

83 13 1
                                    

Rápidamente, le explico a los muchachos qué tienen que hacer, después yo me enfrentaré a mi padre, pues va a estar muy molesto cuando se entere de lo sucedido y vea que la mercancía no fue distribuida como quería porque tuvimos que ir a rescatar a Shawn. Conducimos hasta el lugar donde vi entrar al auto, es un edificio viejo, espero que aún estén ahí. Si se lo llevaron será difícil encontrarlo. No puede ser que esto esté pasándonos, sencillamente, no puede ser. Ruego porque Shawn esté bien, aunque no estoy tan segura de que sea así. Cuando llegamos al lugar, organizo a los hombres para que rodeen el edificio, les doy la orden de dispararle a Alexey si lo ven. Después de meterse con Shawn, no pienso perdonarle la vida. Hay una entrada en la parte de atrás, Chad fuerza la cerradura de la pequeña puerta y entramos. El recinto huele a moho, subimos unas escaleras que conducen a un pasillo largo, desde donde se puede ver todo el primer piso del lugar. Es amplio, sin duda alguna allí funcionaba alguna fábrica. Me agacho para que no me vean y observo. Ahí están, junto al auto. Veo a Shawn, atado y en el suelo y junto a él a Alexey y a otros dos hombres. Tomo el arma y me decido a dispararles desde allí, apunto bien, cuidando de no herir a Shawn por equivocación, espero a que dejen de moverse y tiro del gatillo. El eco del disparo suena en todo el lugar y se lanzan al suelo. Me levanto de donde estoy y corro junto a Chad hacia unas escaleras que hay para bajar, muy cerca a la puerta por donde entró el auto. Chad entra y está listo, esperando a que yo haga lo que planeé. Uno de los hombres de Alexey está herido en una pierna, Alexey y el otro corren lejos. Me acerco a Shawn y rompo las cuerdas con las que está atado, le digo que corra y suba al auto, donde está esperándonos Chad. Abro la puerta para que el auto salga, luego la cierro, me subo y arrancamos. Pronto, los hombres de mi padre suben en la camioneta y nos siguen. 

—¿Estás bien? —le pregunto a Shawn. 

—Sí —responde él algo agitado. 

Lo observo con detenimiento y veo que tiene una herida en la parte baja del abdomen, la camisa está machada de sangre. 

—¿Qué te hizo?

—Me lanzó un cuchillo. 

Al escuchar eso, me lleno de ira, ese desgraciado se atrevió a hacerle daño, estoy casi segura de que pensaba matarlo hoy mismo. Me siento mal con solo pensar en que estuvo en verdadero peligro. 

—Necesito que regreses hoy mismo a tu casa y que no vuelvas por aquí —le digo, y me duele en lo más profundo, pero sé que es lo mejor para los dos. 

—¿Qué? —pregunta él muy sorprendido. 

—Como lo oyes, necesito que te alejes, que te olvides de mí para siempre, sigue con tu vida y por favor no me busques, casi te matan por mi culpa. 

—Eso no es tu culpa. 

—Por favor hazme caso, yo no quisiera alejarme de ti porque te quiero, pero es más importante que estés a salvo. 

El nudo en mi garganta se hace más grande y ya no puedo contener el llanto, tengo que renunciar a él, necesito que se aleje para siempre, solo así lo salvaré. Él simplemente asiente, Chad sigue conduciendo hacia mi casa, en verdad espero que papá no esté, necesito curarle esa herida a Shawn y llevarlo al aeropuerto. 

Cuando llegamos a casa, parece que no está. Le digo a Chad que lleve a Shawn a mi habitación mientras reviso en cada rincón sin encontrar a mi padre. Luego subo, Chad se va y cierra la puerta, dejándonos a solas. Busco el botiquín y le digo que se quite la camisa, la herida no es muy profunda, pero el sangrado no se detiene. La desinfecto y la cubro, no sin antes mirarlo bien para saber si tiene alguna otra. El pantalón está también manchado de sangre, le digo que se lo quite y descubro otra herida un poco más profunda en la pierna. El maldito Alexey estaba practicando puntería con Shawn, cada minuto que pasa, mi ira hacia él crece un poco más. Limpio la herida y la cubro también, luego, le digo que se siente en mi cama mientras voy a decirle a Chad que le preste algo de ropa. 

Cuando regreso, lo encuentro en el mismo lugar donde lo dejé, me acerco y lo abrazo, a punto de ponerme a llorar otra vez. 

—Haré lo que me dijiste —me dice— pero déjame pasar esta noche aquí, contigo. 

— Está bien —digo— como tú quieras, solo me importa que después te olvides por completo de mí. 

—Voy a seguir pensando en ti, eso tenlo por seguro, pero no te buscaré aunque me vas a hacer mucha falta. 

—Tú también me vas a hacer falta, pero esto es por tu bien, lo hago porque me importas, te quiero ver sano y salvo, triunfando como lo hacías antes de conocerme. 

—Te quiero. 

—Yo también te quiero, Shawn, aunque estemos destinados a no ser. 

Me acerco y pongo mis labios sobre los suyos, uniéndolos en un beso lleno de sentimiento. Daría hasta lo que no tengo por poder estar con él, pero las cosas nunca son como deseas, y no puedo ponerlo en peligro solo porque quiero estar a su lado. 

Escucho dos golpes en la puerta e imagino que se trata de mi padre. 

—Esther —efectivamente es él. 

Shawn corre al baño y cierra la puerta, yo escondo su ropa debajo de mi cama y voy a abrir la puerta. 

—Hola, papá —saludo, pero sé que no está de buen humor. 

—Frank me dijo que Alexey los atacó y por eso no pudieron hacer las entregas. 

—Así es —digo y le agradezco a los muchachos por no contarle la verdad. 

—Ese condenado, maldito, no deja de sabotearnos a toda hora, pero no voy a descansar hasta verlo haciéndole compañía a su padre, muerto y enterrado. ¿Nadie de los nuestros salió herido?

—No, pero mañana haremos las entregas, no te preocupes. 

—Bien, pero deben ir con mucho cuidado, no quiero que nadie de los nuestros sufra ningún daño. ¿Vas a ir a cenar?

—Sí, en un momento bajo. 

—Bien, te esperamos. 

Se retira y baja las escaleras, yo cierro la puerta y pienso en cómo traerle algo de cenar a Shawn sin que se dé cuenta. Toco en la puerta del baño y casi en seguida me abre. 

—Voy a ir a cenar —le digo— te traeré algo más tarde. 

—Está bien. 

Me da un beso corto y yo salgo de la habitación, cerrando la puerta. Cuando bajo al comedor, ya están todos sentados allí, Frank me dirige una mirada cómplice y yo le agradezco sin palabras por no ponerme en evidencia frente a papá. Cenamos mientras hablan de distintos temas en los que no intervengo. Cuando terminamos, mi padre se levanta a contestar una llamada y aprovecho a ir a la cocina a servir algo de cenar para llevarle a Shawn. Entro en la habitación y cierro la puerta tras de mí, él está sentado en la cama. 

—Te traje la cena —digo y dejo la bandeja en la mesa de noche. 

Él comienza a comer despacio, espero que a mi padre no se le ocurra venir de nuevo, si lo ve aquí, tendremos serios problemas. Lo miro y pienso en lo mucho que voy a extrañarlo, mañana todo habrá acabado para siempre y mi corazón se romperá en mil pedazos. Cuando termina, llevo los platos a la cocina y regreso lo más rápido posible. Él ya se acostó en la cama, yo saco la pijama y me cambio en el baño, luego me acuesto junto a él y pongo mi cabeza sobre su hombro, cuidando de no acercarme mucho para no hacerle daño. 

—Te voy a extrañar —dice mientras busca mi mano y entrelaza sus dedos con los míos. 

—Yo también y va a ser más difícil porque eres famoso. 

—Recuerda que te quiero. 

—Te quiero. 

Síndrome de Estocolmo || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora