🔸Una cita inolvidable🔸

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Lo vi alejarse desde la puerta de mi casa, y ahora podía confirmar aquello

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Lo vi alejarse desde la puerta de mi casa, y ahora podía confirmar aquello. James no era un tonto, era un chico muy lindo a pesar de todo. Pero había algo más en él que lo hacía especial. Me sentí brevemente enojada con todas aquellas chicas que lo habían despreciado solo por no ver, él no tenía la culpa de eso.

Abrí la puerta de mi casa, ya era bastante tarde, algunas estrellas ya empezaban a salir en el cielo que cada vez se ponía más y más oscuro.

— ¿En dónde habías estado?— preguntó alguien de pronto.

— ¿Eh? — parpadee un par de veces para adaptarme a la luminosidad del interior de mi casa —. Estaba con James, me distraje y no me di cuenta de lo tarde que era.

— ¿James? ¿Es ese chico que...?

— Que vino a hacer la tarea conmigo ayer. Sí. — me apresuré a decir yo antes de que ella terminara.

— Entonces, ¿eso quiere decir que ya tienes tu primer amigo? — dijo ella con una sonrisa de esperanza.

— Eso parece — repuse yo un poco pensativa.

— Me alegra. Bueno, Caitlin y yo te esperábamos para cenar. ¿Tienes hambre? — dijo ella mientras se dirigía a la cocina.

— Mucha — exclamé mientras iba hacia el comedor.

Tal parecía que mi estancia en el Condado de Moore iba mejorando con el paso de los días. Talvez no volvería a ser la misma chica popular que era cuando vivía en San Diego, pero por lo menos saldría con el chico más popular de mi nueva escuela, y además, parecía ser que ya tenía un nuevo amigo.

Los días que me separaban del tan esperado viernes transcurrieron lentamente, sentía que ya no podía esperar más para salir con Justin.
El viernes por la mañana, mientras me dirigía a mí ya lugar de siempre en la cafetería vi a James nuevamente sentado solo, por lo menos a mí me iba a visitar Justin durante el almuerzo, pero él siempre estaba ahí solo, así que decidí hacerle compañía un rato.

— Hola — saludé al llegar a su lado.

— Hola, April — dijo él incorporándose un poco en su asiento.

— ¿Te puedo acompañar?

— Claro — exclamó este e inmediatamente buscó la silla más próxima que tubo a la mano y la alejó un poco de la mesa para que tomara asiento —. ¿Cómo has estado?

— Bien, ¿y tú? — pregunté yo mientras tomaba algo de mi charola de comida.

— Bien — contestó él sonriendo.

Se hizo un silencio en el que ninguno de los dos dijo nada, miré hacia los lados como si buscara un tema de conversación

— Y... ¿todo el tiempo estas solo? — pregunté yo de pronto diciendo lo primero que me vino a la mente.

Miradas del corazón [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora