🔸La verdad de Christie🔸

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La tarde pasó frente a mis ojos, pintando el cielo de un tono rojizo conforme el tiempo iba pasando; y yo seguía ahí, con la vista fija en aquel solitario atardecer, sintiendo la helada brisa sobre mi rostro

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La tarde pasó frente a mis ojos, pintando el cielo de un tono rojizo conforme el tiempo iba pasando; y yo seguía ahí, con la vista fija en aquel solitario atardecer, sintiendo la helada brisa sobre mi rostro.

¿Qué sentía en aquel momento? Si alguien me lo hubiera preguntado como una vez lo hizo James, mi respuesta sería: ajena a aquel mundo colorido, desprovista de todo sentido, y llena a la vez de profunda tristeza y desesperación. Sentía una extraña sensación muy dentro de mí, un vacío en donde antes se había encontrado mi corazón. Como si me hubiera sido arrancado desde su raíz y me hubieran abandonado sin más.

El cielo se fue tornando lentamente de rojizo a un violeta para después pasar a un negro casi azabache en el que pocas estrellas se alzaban en él. Eché una ojeada al parque, que seguía tan solo como en un principio, me puse en pie muy silenciosamente y emprendí mi camino una vez más. Atravesé el lugar por completo y seguí andando por la acera, hasta que al fin visualicé mi destino, crucé la calle y fui hasta la puerta pasando por el jardín delantero.

— ¿April?

Mi mamá bajaba rápidamente las escaleras e iba casi corriendo hasta mí.

— Sí. — contesté yo con voz apagada.

— ¿En dónde has estado? —inquirió ella un tanto enfadada.

Pero su semblante de suavizó en cuanto vio mejor mi rostro.

— Fuera…

— Lo sé, pero ¿con quién? — preguntó guiándome hasta la sala.

Parecía estar tratando a un enfermo.

— Sola. — respondí.

— Estaba preocupada por ti. — explicó ella hablando casi en un susurro.

— No tienes por qué hacerlo… — dije encogiendo mis hombros un poco.

— Pero lo hago. — exclamó de pronto sin dejarme terminar de hablar.

Me miró fijamente con cara de profunda preocupación, hizo una pausa en la que pareció darse ánimos para hablar y se volvió a dirigir a mí de nuevo.

— No te dejes vencer tan fácilmente — pidió llena de angustia—. Sé lo mucho que amas a ese muchacho, April… pero no permitas que esto te afecte de ese modo.

 
Mi corazón se encogió con aquellas palabras, un nudo se formó en mi garganta y mi respiración se aceleró un poco; levanté la vista hasta su rostro, se veía triste, en sus ojos lo podía ver, sufría por mí.
Se hizo un silencio a nuestro alrededor, bajé la mirada intentando ocultar algunas lágrimas que se derramaban de mis ojos, pero sabía que no la podría engañar.
Su mano se posó sobre la mía y sentí su apoyo traspasar su piel hasta llegar a mí.

— No sé si decirlo, pero hoy me encontré con la madre de James fuera del hospital…

Levanté la mirada en cuanto mi cerebro captó dos palabras claves de aquello: James y hospital.

Miradas del corazón [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora