🔸Te amo🔸

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Durante los siguientes días que transcurrieron al encuentro con el padre de James, el muchacho pareció estar más calmado y de mejor humor que nunca

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Durante los siguientes días que transcurrieron al encuentro con el padre de James, el muchacho pareció estar más calmado y de mejor humor que nunca. Pero yo sabía muy en el fondo, que nada de aquello se había ido, que aquel sentimiento que lo había hecho doblarse perduraba aún en él. Aún solía evitar comentarios o temas de conversación en el que pudiera entrar su padre, pero sabía que no todo el tiempo iba a ser así.

Por otro lado, las cosas iban muy bien entre nosotros, y lo mejor de todo es que también iban bien con relación a Christie, quien parecía haber aceptado nuestra relación, aunque algunas veces solía quedarse muda al ver como James tomaba mi mano.

— Por favor, James — decía yo de camino a nuestra próxima clase, una vez que Christie había entrado en su salón —. No hagas eso mientras Christie esta con nosotros.

— ¿Qué cosa? — preguntó él sin comprender del todo.

— Ya sabes qué. Christie debe sentirse celosa como amiga, y la verdad la comprendo.

— Christie sabe que la quiero mucho y que siempre voy a ser su amigo. Hablas como si ella hubiera tenido algo más conmigo antes. — exclamó él mientras nos deteníamos frente a la puerta de su clase.

— No — dije yo al instante, no iba a defraudar a Christie y confesarle a James que ella sentía algo más por él —. Lo que pasa es que comprendo lo que debe sentir. Es lo que sentí cuando supe que Julie tenía nuevas amigas. — comenté yo recordando a quien fue una vez mi mejor amiga.

— Bien, pero aún creo que exagera. —dijo él con una sonrisa.

— Ya sabes como soy — contesté yo devolviendo aquella sonrisa —. Hasta luego.

James se inclinó un poco hacia mí y me dio un pequeño beso en los labios, sonrió tiernamente y luego se dio vuelta y entró al salón, donde el maestro ya estaba dentro.

Con el transcurso del tiempo y teniendo a James conmigo, los días en Moore eran mucho más llevaderos, hasta se podría decir que el pueblo me gustaba mucho más. Ya ni siquiera me acordaba de San Diego, y ya no echaba tanto de menos a mis amigos y la escuela.

— April... — exclamó una voz fuera de mi habitación aquella tarde mientras me encontraba haciendo algunos deberes que me habían dejado en la escuela.

— ¿Sí? — inquirí yo levantando la mirada en cuanto la puerta se abrió.

— Te llaman por teléfono. — dijo mi mamá asomándose por la puerta entre abierta.

— Gracias.

Me puse en pie y fui hasta la mesita de noche en donde reposaba un teléfono fijo.

— Hija, tu padre y yo saldremos por un rato, y Caitlin ha ido con unas amigas. No te importa quedarte sola, ¿verdad? — exclamó mi mamá en el momento que levantaba el teléfono.

Miradas del corazón [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora