🔸El final perfecto🔸

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Parpadeé varias veces, como si quisiera adaptarme a la oficina tenuemente iluminada de la directora Wells

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Parpadeé varias veces, como si quisiera adaptarme a la oficina tenuemente iluminada de la directora Wells.
Por un momento había sentido que de nuevo estaba en aquella pequeña habitación del hospital de Moore, iluminado por los rayos rojizos del sol del atardecer.
Miré a la mujer que se encontraba frente a mí tras aquel fino escritorio de madera embarnizada. Ella aún parecía estar esperando a que yo continuara con la historia.

— ¿Qué pasó con James? — preguntó con la voz llena de curiosidad —. ¿Funcionó la operación? ¿Pudo ver?

— ¿Usted qué se imagina? — exclamé yo a mi vez esbozando una sonrisa —. ¿Cuál piensa que es el mejor final?

— Que todo salió bien, claro.

No contesté, solo mi limité a sonreír nuevamente y mirar al reloj que se encontraba a lado derecho de la mesa de la directora, junto a unas fotografías de ella con algunos niños de la estancia.

— Entonces… debo pensar que me llamará — dije yo poniéndome en pie, dando a entender que la historia había terminado —. Mi teléfono se encuentra escrito en la hoja de solicitud.

— Sí, yo…

— Ha sido un gusto conocerla, profesora Wells. En verdad un gusto enorme. — exclamé estrechando la mano de la mujer.

Me di vuelta hacia la puerta que conducía al pasillo y puse mi mano sobre la perilla de ésta dispuesta a salir, pero entonces…

— ¿Puedes empezar este lunes?

— Claro. — dije yo volviéndome nuevamente hacia ella y observándola atentamente.

— Hasta el lunes entonces.

— Hasta el lunes — respondí yo antes de volver a poner la mano sobre la perilla y abrir la puerta —. Gracias. —exclamé antes de salir.

Caminé nuevamente por aquel colorido pasillo, ahora alejándome de la bonita oficina de la profesora Wells.

Estaba feliz, verdaderamente feliz de haber obtenido el trabajo, mi rostro reflejaba claramente aquella emoción.
Al llegar al vestíbulo de la estancia me despedí con una rápida sonrisa de la recepcionista del lugar, la cuál respondió igualmente con un amable gesto.
Es un día hermoso, pensé al salir de allí, una perfecta tarde de abril, cálida y soleada. Unas ligeras nubes blancas manchaban en cielo graciosamente. Sonreí nuevamente mirando hacia el horizonte, caminé a mi auto y emprendí mi camino. Aún tenía cosas que hacer aquel día.
Conduje tranquilamente mientras escuchaba un poco de música en la radio, conocía perfectamente la ciudad, no había manera de que me perdiera o algo así.

Y ahí estaba. La universidad de San Diego se alzaba frente a mí poco a poco conforme yo me acercaba más y más, majestuosa como siempre
Bordeada de enormes árboles, bancas  y llena de estudiantes que iban presurosamente en todas direcciones. Estacioné mi auto, y me encaminé hacia el edificio, ya quería contárselo, sabía que él estaría tan contento como yo.

Miradas del corazón [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora