58. La Permuta del Siglo

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"Los Cuervos Blancos son nuestro némesis. Mátalos cuando los veas.

...Crecí escuchando a los míos decir cosas como esas, pero siempre creí que eran un mito. Un cuento más que usaban los adultos para asustar a los más pequeños.

Y después conocí al clan de Alyeska.

¿Por qué los dejábamos vivir?

¿Por qué los protegíamos?

Los gatos habían matado a todos los gatos blancos excepto a uno.

Las mariposas habían hecho lo mismo.

Las serpientes.

Incluso las lechuzas que siempre se las daban de moralistas.

Sin mencionar que otros clanes habían orquestado la completa extinción de sus contra partes hacía décadas.

Observé a la pequeña niña que bailaba alrededor de la Fuente como si fuera una bruja.

—Una bruja que no sabe lo que es tener frío... —susurré para mí mismo mientras la dibujaba con los restos de carboncillos que a veces recolectaba de las chimeneas.

Los Cuervos Blancos son débiles.

Nos vuelven débiles.

Porque no tienen poderes.

Su único poder es que pueden quitarnos los nuestros.

—Yo podría matarla ahorita si quisiera...—mi aliento se mezcló con la neblina —Y sería fácil, muy fácil...—continué observándola —Y nadie me haría nada porque soy el mejor amigo de uno de los Lacroix.

Estuve a punto de hacerlo pero en cuanto me giré, la vi acariciando con descaro a uno de los cuervos mensajeros de Lyoshevko.

Los conocía bien porque yo los alimentaba.

¿Por qué...?

Decidí aguardar unos días para saciar mi curiosidad.

Después la mataría, pero primero quería entender qué pasaba...

Pero después esa curiosidad se transformó en algo más.

Tal vez al final yo tenía razón y sí eras un poco bruja; Alyeska Belanger."

—Seiten Le Blanc


"Tardaste demasiado..." —susurró, esbozando una sonrisa maliciosa, mientras hacía un ademán elegante y delicado con un mano enfundada en un guante de cuero en crudo, para que las mucamas que trabajaban ahí, se pusieran manos a la obra.

Lo miré por debajo de la inmensa bufanda con la que me había enroscado casi toda la cara y la mitad del cuerpo.

La excusa planeada, era la de siempre: tenía frío.

El día en que mi reloj retrocedió  [Completa✔️✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora