Capítulo 1

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Marzo, 2007

La música está sonado alto, Casandra ha pedido The Sweet Escape de Gwen Stefani, otra vez, no ha dejado de escuchar esa canción desde que la escuchó en la radio hace dos meses. Hoy tocaba complacerla en todo, es su cumpleaños número dieciséis y además de ser la festejada, odia que le lleven la contraria, por lo que Jonathan y yo sabíamos que especialmente esta noche le teníamos que decir a todo que sí. No es como si no lo hiciéramos ya, es mi mejor amiga y Jonathan es su novio, ellos son la pareja más bella del colegio y yo...

—Siempre eres el mal tercio, Greta. Me alegra que por fin los hayas dejado solos y que hayas venido a convivir con nosotros. —Comenta Ernesto, llamando mi atención—. ¡Aghh! Ya me harté de Gwen Stefani y Rihanna, ¿qué no conocen a The White Stripes?

—Es su fiesta de cumpleaños, quítale su música y veras el drama que te va a armar.

—Solo lo soporto porque nos dejó asaltar la cava de su papá. Solo por eso...

—Lo sé.

—En serio me alegro que por fin hayas venido con nosotros. —Me dice Irine, sonriendo—. Todavía de que te bajó a Johnny, siempre quiere traerte de adorno.

¡¿Por qué Irene decidió decir eso?! Lo dijo tan alto que sentí que Casandra la escuchó. ¡Dios mío! Seguro que tengo las mejillas coloradas.

—¿Te gusta Jonathan? —Cuestiona Ernesto.

—Me gustaba, del verbo ya lo superé, eso fue en la secundaria.

—Seguro, voy a ver qué más me sirvo. —Irene se puso de pie, dejándome ahí con Ernesto.

Seguí a Irene con la mirada, seguro que el papá de Casandra la va a castigar de por vida cuando vea que le han robado las botellas que encontraron guardadas. Bebí otro poco de mi trago, ni siquiera sabía que era lo atractivo de beber brandy con Coca Cola pero Casandra piensa que es lo más cool que puede hacer una chica de dieciséis. Me negué con la cabeza y alcé mi vaso cuando vi que Irene se acercó a cambiar la música, sonreí porque al igual que Ernesto ya me había hartado de la misma canción de Gwen Stefani que pidió la festejada una y otra vez hasta que se cansó. Además, esta nueva canción de Miranda! que ha puesto la morena de lacios cabellos negros me gustó bastante desde que la escuché el mes pasado en Alfa.

Da por seguro mi amor te lo juro, nadie va a amarte como yo lo haré...

—Necesito que me ayudes... —La voz de Jonathan logró hacer que me sobresaltara interrumpiendo mi canto, solté mi vaso, provocando que este cayera sobre mi falda—. ¡Cuidado! ¿Estás bien?

—Sí, sí, ¿qué pasó?

—Cass, la hemos perdido.

Vaya que hablaba en serio, Casandra se ha vomitado encima y ha perdido los zapatos. Es hora de llevarla arriba a su habitación, la fiesta se terminó para ella. Jonathan la tomó en brazos y yo me adelanté a subir por las escaleras para ir hacia su habitación y prepararle la cama. Prendí la luz, destendí como pude la cama y una vez que Jonathan la trajo, entre los dos logramos hacer que permaneciera sentada.

—¿Y si la bañamos?

—No, me da miedo que le vaya a pasar algo más. —Le respondo—. Mejor hay que dejarla dormir. Voy a sacar su pijama, y tú... Ve por una cubeta, seguro que no va a ser la última vez que vomite.

Quitarle la ropa para intercambiarla por su pijama fue más difícil de lo que creí, Casandra está como un costal de papas, ya no coordina. ¿En qué momento se le ocurrió beber tanto? Cierto, quería demostrarle a todos allá abajo que ya es lo suficiente mayor para soportar cantidades industriales de alcohol. Ya me imagino las llamadas mañana y cuántos zumbidos va a recibir mi chat de MSN si no le contesto el celular. Estoy segura que sus papás la van a regañar como nunca antes en su vida, mis papás lo harían conmigo, de eso no tengo duda.

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora