Capítulo 23

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No he podido dejar de pensar en las fotografías que me enseñó Brenda, cada año de su vida del que me perdí, cada momento importante. La almohada está húmeda, hace mucho que no lloraba como lo he hecho desde que dejé la casa de los Farah, no podía dejar de hacerlo. He escuchado que el teléfono ha sonado un par de veces pero ni siquiera me he molestado en sacarlo de mi bolso, no quiero hablar con nadie.

El sonido de la puerta hizo que me levantara de la cama, al abrirla me encontré con Jonathan. Ni siquiera lo dejé decir una sola palabra, simplemente lo abracé, con fuerza en demasía y él me recibió en sus brazos, seguramente confundido por la forma en la que lo hice. Solo sentí que una de sus manos acarició mi cabello, suave y con la otra, sostenía mi cintura, reconfortándome.

—¿Qué pasó? Cuando fui a buscarte Brenda me dijo que te habías ido.

—La realidad me golpeó. —Musito, apenas audible, separándome de él—. Me golpeó y muy fuerte.

—¿Qué te dijo?

Me negué ligeramente, no quería repetirlo. Bastante tuve con repetir la conversación en mi cabeza camino al hotel cuando venía en el uber.

—¿Son los flats de Melanie los que traes puestos?

—Le di mis botas para que pudiera completar su atuendo de hoy. Y ni siquiera pude despedirme como quería de ella...

—¿Quieres salir a caminar? ¿O a tomar algo? Para que te distraigas.

—Lo segundo.

Entré a la habitación solo para tomar mi bolso, Jonathan me cedió el paso y cerró la puerta por mí. No tenía ni idea a dónde pensaba llevarme. Solo quería una copa, de vino o de lo que sea, quiero sacarme aunque sea un rato las palabras de Brenda y las fotos de mi cabeza. Ella tenía razón, no tengo ningún derecho sobre Melanie. Ella es la que estuvo ahí desde siempre, incluso desde antes que naciera era Brenda quien le hablaba a mi vientre, contándole lo ansiosa que se sentía por conocerla. Ni siquiera puedo ir a la corte para luchar por la custodia, yo firmé los papeles de adopción, yo renuncié a Mel legalmente. No hay forma alguna de que pueda recuperarla.

—No puedo creer que Brenda te haya obligado a quedarte solo para decirte todas esas cosas hirientes

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—No puedo creer que Brenda te haya obligado a quedarte solo para decirte todas esas cosas hirientes.

—No dijo nada que no sea verdad. —Le digo, bebiéndome el shot de tequila de un solo trago—. Tiene razón en todo, ¿cómo pretendo llegar como si nada? Mientras ella estuvo cuidando de Mel, yo estuve en Italia viviendo la vida que siempre soñé. ¡Por favor Johnny! Tú bien sabes que yo no la quería desde el principio... ¡Y vaya estupidez que cometí! Si tan solo hubiese sabido que... ¡Aghh!

—No te culpes, éramos unos adolescentes, no sabíamos qué hacer. —Jonathan ni siquiera se atreve a mirarme, tiene la vista puesta sobre su shot—. Tú tenías miedo por la reacción de tus padres y por perderte de todas las cosas que querías vivir. Yo...

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora