Capítulo 36

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Una pésima idea, sí, eso era lo que era. Ni siquiera sé cómo fue que Pablo me convenció de venir a la reunión de ex alumnos, si fue su discurso hoy en la mañana después de la junta que tuvimos con Lizette o si fue esta botella de Jack Daniel's que me estoy tomando mientras él conduce. Bueno, ya nos hemos armado la mentira. De hecho, todo se le ocurrió a él después de escuchar a Taylor Swift. Diríamos que nos conocimos en la revista, que fue prácticamente amor a primera vista y que no esperamos nada para irnos a vivir juntos, que el anillo lo he dejado en casa por lo peligroso que es cargar con una joya valuada tan cara en la CDMX, Pablo ha planeado en diez minutos una vida que estaba muy lejos de ser real. Una mentira muy telenovelesca a mi parecer.

Incluso Pablo me ha dicho que ha tratado de ser lo más hetero posible y no sabía si su versión de hetero había sido que intercambió a Taylor por canciones de Sabino poco después de que pasamos por el túnel que nos sacó hacia Insurgentes Sur.

—¿Sabino? Vaya, de todos tus gustos culposos jamás creí que te gustara él.

—Si fuera hetero, seguramente lo escucharía. Pero esa canción, la de Guapa, me gusta mucho. —Menciona, avanzando después de que el semáforo se puso en verde—. Es más, si fuera hetero, seguramente que te la dedicaría porque te vas para atrás de guapa hoy Greta.

—Yo siempre, cariño. Entonces recapitulemos la mentira... ¿Cuánto tiempo llevamos?

—Seis meses.

—Okey, okey.

Otro trago a la botella, quizás con un poco de alcohol en el sistema todo sería mucho más fácil.

—¿Y va a ir el arqui?

—Supongo que sí, Casandra ama estas cosas. Hasta cambió su guardia en el hospital con tal de ir.

—Esto va a ser interesante. —Comenta, con una risita que me llamó la atención—. Digooo, hace unos días te caché con él mientras te daba durísimo en el sofá. Que, por cierto, todavía no supero ese trauma.

—¡Por favor! Yo vi cómo te lo chupaban y no teníamos ni un mes viviendo juntos.

—Bueno, ya estamos a mano.

Le di un trago directamente desde la boquilla de la botella y después, dirigí la mirada hacia la pantalla del auto, ya casi estamos por llegar. Bien, voy a volver a ver a gente que tengo años sin ver, vamos a platicar y a ponernos al día con nuestras vidas, hablaremos de los triunfos que tenemos —por que es obvio que nadie va a dejar ver sus fracasos—, será una competencia para ver quién de todos ha triunfado más. Y nadie se va a querer quedar atrás, eso es más que seguro.

Para empezar, creo que jamás le hablé a Laisha en la prepa, pero aun así estoy aquí con Pablo estacionando el auto a unos cuantos metros del portón de su casa, listos para comenzar con la mentira que hemos armado desde hace un rato.

—¡Gretaaa! No puedo creerlo, después de tantos años.

Irene me abrazó con bastante fuerza, ¡Dios mío! ¡Cuánto ha cambiado! Ahora tiene un corte tipo pixie y se ha hecho un balayage en el cabello. Ha subido un poco de peso, pero aun así el estilo que elige para vestirse le queda bastante bien.

—¿Cómo estás? Supe lo de Vogue.

—Todo el mundo supo lo de Vogue. —Menciono—. Pero conseguí un muy buen trabajo aquí, también estoy en una revista.

—¿En verdad? ¡Qué sueño! Cumpliste con todo lo que siempre quisiste, yo estoy trabajando en una oficina, el trabajo más aburrido del mundo. Pero tengo que hacerlo, se me ocurrió tener dos hijos y son bastante caros.

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora