La fiesta se ha terminado. Creo que tanto Andrés como Damaris lo entendieron y no es que no pudiéramos festejar frente a una adolescente de catorce años, pero al verme entrar con la maleta se dieron cuenta de que era momento de ponerle fin a la celebración. Cuando ellos dos se fueron, Pablo se llevó a Melanie a la cocina para prepararle la cena en lo que yo terminaba de preparar mi habitación.
—¿Listo señorita? Que una adolescente como tú debe tener sus ocho horas de sueño. —Le digo a Melanie, acariciándole sus negros cabellos—. Anda, a dormir.
—¿Quieres que te ceda mi cama? —Me pregunta Pablo—. Puedo dormir en el sofá.
—No, no creo que Mel tenga problemas en dormir conmigo ¿o sí?
—No, yo encantada.
Melanie tomó hasta el último sorbo de leche del vaso de cristal y después lo llevó al lava trastes. Después, le di unos momentos a solas en mi habitación para que pudiera cambiarse la pijama, mientras tanto aproveché esos minutos para ayudar a Pablo a recoger parte de lo que dejamos en la sala.
—¿Y qué hacemos mañana con ella? —Pregunta Pablo—. ¿Piensas llevártela a la oficina?
—De hecho quería que me hicieras un favor, ¿te la podrías llevar al photoshoot? Sé que no terminaste hoy con las bailarinas. Te dejo el auto pero por favor, llévate a Melanie, no quiero dejarla aquí solita.
—¿Y qué se supone que haga con ella? Tiene años que no convivo con una adolescente.
—Creo que se va a divertir bastante sin necesidad de que la entretengas.
Miré hacia la puerta de mi habitación, asegurándome de que siguiese cerrada. Segundos más tarde, me levanté un poco el suéter amarillo y entonces saqué las fotos que Jonathan me entregó.
—Necesito que me guardes esto en tu cajón.
—¡No mameees! ¿Eres tú? ¿Con el arqui? —Pablo miró con mayor atención las fotografías—. No pues ahora entiendo por qué te lo cogiste, hasta de adolescente estaba guapo el cabrón.
—Shhh... No quiero que Melanie te escuche.
—Ayy qué tierna te veías embarazada, mira esos cachetitos.
—Sí, sí, estaba chubby, ya sé. Guarda eso por favor.
—¡Gretaaaa! I'm ready. —La voz de Melanie hizo que me sobresaltara un poco—. Ya puedes pasar.
Le sonreí a Pablo por última vez, vigilando sus manos, las cuales fueron mucho más rápidas al poner las fotos detrás de su espalda. Entré a mi habitación y miré a Melanie buscar entre sus cosas su cepillo de dientes, aprovecharía que va a ir al baño para cambiarme la pijama y terminar de arreglar la cama. Sentí un retorcijón en el estómago de solo pensar en que esta sería la primera vez en catorce años que dormiría con mi hija y no pude evitar imaginar lo que hubiese pasado si me hubiera quedado con ella desde un principio. Probablemente ella tendría su propia habitación y solo vendría a dormir conmigo cuando tuviese un mal sueño, quizás, estaría casada con Jonathan y lo vería entrar tarde a la habitación después de que estuviese trabajando en sus diseños arquitectónicos. Una familia, tal vez con un hijo extra o quizás no, tal vez un gatito o un perro, un pomeranian como el que tiene mi jefa.
Pero nada de eso existe. No tenemos un departamento lindo, ni una mascota y mucho menos somos una familia. Solo somos cómplices de una mentira que parece hacerse cada día más difícil de mantener.
—Listo. —Dice Melanie, cerrando la puerta detrás de ella—. ¿Qué lado prefieres?
—Tu escoge.
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Un Pequeño Secreto
Literatura FemininaUna noche del 2007, dos adolescentes, alcohol y sexo por primera vez. Una noche que jamás olvidaron porque quedaron unidos de por vida a un pequeño secreto que tuvieron que mantener guardado por los últimos 14 años. Ahora que Greta ha regresado a Mé...