Capítulo 9

133 21 0
                                    

No sabía cómo decírselo, desde hace días que lo he pensado pero no he encontrado la manera de hacerlo. Me sentía de nuevo como esa adolescente que al terminar la preparatoria buscó la manera de salir huyendo de la casa de sus padres encontrando trabajo como Au Pair en Roma, la segunda gran decisión de mi vida después de... Después de lo del bebé con Jonathan. Odiaba tomar decisiones importantes como esta, ¿cómo decírselo a Niccolò? ¿Cómo decirle que por fin obtuve una respuesta? Me quieren en esa revista, están buscando a alguien como yo según lo que me escribieron en el correo electrónico, todo suena de maravilla según lo que están pintando, pero...

—¿Qué es esto Greta? —Cuestiona Niccolò al entrar a la habitación.

—Me voy a regresar a México.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Me dieron trabajo en una revista allá.

—Pero... ¿Y qué va a pasar con nosotros? ¿No pudiste conseguir algo más cerca?

Me senté en la cama y él se sentó a mi lado, me negué ligeramente con la cabeza y posteriormente me acurruqué en su hombro.

—Hice lo posible para arreglar mi situación legal aquí pero tengo que irme, por lo menos unos meses en lo que todo se calma.

—¿Y qué va a pasar con nosotros?

—Niccolò yo te amo y eso no va a cambiar solo porque estemos unos meses sin vernos, estaremos comunicados todo el tiempo. —Le digo, tomando su rostro con ambas manos—. Será temporal, buscaré la forma de regresar pronto. Mi vida entera está en Milán y no hablo solo de lo material, hablo de ti, mi amor.

Me acerqué a sus labios para poder besarlo, un beso apasionado, un beso que se multiplicó en otros más que nos hicieron deshacernos de la ropa eventualmente. Quizás ha sido una de las mejores veces que hemos tenido sexo, se sintió como la primera vez que estuvimos juntos, con todas esas emociones encontradas, con la pasión de dos amantes que se encuentran por primera vez en una cama. Sabíamos que íbamos a pasar un largo tiempo sin hacer esto y no desperdiciamos ni un solo minuto.

Al estar acurrucada en su pecho me di cuenta de lo mucho que voy a echarlo de menos, no quería irme sin él.

—¿Por qué no vienes conmigo? Podrías conseguir un empleo.

—Linda, sabes que no puedo abandonar mis negocios aquí.

Me sobresalté un poco al escuchar a Pallina maullar, se ha subido a la cama y se ha acostado sobre mis piernas. ¿Cómo no echaría de menos noches como ésta cuando ya no esté aquí? Mi vida entera está en Milán y la idea de regresar a México realmente me aterra. Doce años enteros llevo sin pisar el país, doce años. Intenté poner un océano de por medio para dejar allá todo mi pasado, llegué a Italia con dieciocho años, sola, apenas hablando unas cuantas palabras del idioma pero con la esperanza de comenzar de nuevo. Nadie aquí conocía mi historia, nadie sabía de mis errores, de mis pecados. 

Cuando llegué a Italia tuve la oportunidad de construir una nueva historia. Saber que me quedan unos pocos días para continuar viviendo el cuento de hadas que me escribí durante los últimos años es algo que no me ha dejado descansar. Me fui de México sin nada y de esa misma forma voy a regresar, no me queda nada más que esa familia rota que dejé. 

Y es que durante los días siguientes apenas si pude dormir, entre hacer el equipaje, despedirme de mis amigos, de mi ciudad, apenas si he tenido un poco de tiempo para pegar la cabeza a la almohada. ¡Y es que esto debe ser una mala broma de la vida! Todo se vino abajo en unos segundos y los constantes correos que me enviaba la Sportello Unico per gli Immigrazioni como recordatorios de que no podía permanecer más tiempo en el país se sentían como un puñal que me atravesaba el estómago una y otra vez. 

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora